Para los discípulos lo normal era que faltaran cuatro meses para la cosecha; pero para Jesús la cosecha estaba lista. A los ojos naturales puede que falte mucho tiempo para el cumplimiento de algo, es necesario abrir los ojos espirituales y empezar a ver los que Dios hará en este tiempo.

“¿No dicen ustedes: “Todavía faltan cuatro meses para la cosecha”? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura;” (Jua 4:35, NVI)

La Cosecha Está Lista.

El hablar de los discípulos era que todavía no era el tiempo. Lo que tenían que cambiar eran dos cosas, su forma de ver la situación y su manera de hablar.

Debemos hablar las cosas que Dios está haciendo en este tiempo. Alinear nuestras palabras a los planes de Dios. Para nuestro Dios todo está preparado, el tiempo de una cosecha sin precedentes ha empezado.

La fe en lo que Dios está haciendo es indispensable, el apóstol Pablo lo decía basándose en los Salmos: Creí por lo cual hablé.

“Escrito está: Creí, y por eso hablé. Con ese mismo espíritu de fe también nosotros creemos, y por eso hablamos.” (2Co 4:13, NVI)

No es tiempo de postergar lo que Dios en su perfecta voluntad ha establecido. Hablemos de las maravillas del Señor, de su amor y misericordia.

Los campos están blancos, una forma peculiar de expresar que la cosecha está lista; todo este tiempo la tierra sembrada ha hecho su función, los campos recibieron la semilla y ahora están listos para ser cosechados.

Todo este tiempo la tierra fue preparada y arreglada para recibir la semilla. Jesús enseñó que el campo representaba al mundo; todos los acontecimientos y eventos que el mundo atraviesa han sido la preparación para que la semilla germine.

“Yo los envié a ustedes a cosechar donde no sembraron; otros ya habían hecho el trabajo, y ahora a ustedes les toca levantar la cosecha. ” (Jua 4:38, NTV)

Nuestro trabajo básicamente es estar enfocados en el tiempo que Dios ha establecido; este tiempo es para caminar en los campos de siembra y recoger la cosecha.

Muchos del pueblo de Samaria habían llegado a ver a Jesús y creído en Él, no solamente por lo que la mujer había dicho sino que ellos mismos habían escuchado.

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Ellos mismos testificaban diciendo: Ahora sabemos que él es realmente el Salvador del mundo.

La mujer samaritana representa la iglesia de hoy que tiene que testificar ante el mundo todo lo que Jesús ha hecho. Hablar del amor y de la misericordia de Dios, testificar sin temor la grandeza de Dios.

Deje El Cántaro De La Rutina.

La samaritana tuvo que dejar su cántaro que durante mucho tiempo fue su rutina.

Nada nuevo acontecía hasta que se topó con la fuente de agua de vida eterna. Rompa la rutina en su vida cristiana donde nada nuevo acontece. La iglesia debe romper con rutinas y dejar a un lado el cántaro religioso.

El cántaro de la rutina cristiana se limita a llegar a la iglesia a manera de costumbre. Rompa con la rutina y la costumbre. Es tiempo de cosecha, es tiempo de anunciar las grandezas de Dios.

La rutina pronto le pasara la factura. La pereza espiritual viene de caer en rutina y costumbre.

Dejemos que el gozo de cosechar almas inunde nuestra vida.

“A los segadores se les paga un buen salario, y los frutos que cosechan son personas que pasan a tener la vida eterna. ¡Qué alegría le espera tanto al que siembra como al que cosecha!” (Jua 4:36, NTV)

La cosecha de almas que pasan a tener vida eterna produce un gran gozo en la iglesia del Señor. Jesús dijo: De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se arrepiente.

Tiempo De Gozo y Alegría.

Tiempo de alegría y gozo de Dios se vivirá en la iglesia al levantar la cosecha. Posiblemente se sembró en dolor y tristeza, pero seguramente se cosechará con gozo.

Es el tiempo profético para el Salmo 126.

“El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha. El que llorando esparce la semilla, cantando recoge sus gavillas.” (Sal 126:5-6, NVI)

La cosecha está lista, creamos que es el tiempo del cumplimiento de esa promesa, hablemos de las maravillas de Dios y dejemos la costumbre y rutina a un lado. El gozo del Señor viene sobre la iglesia.


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