El Señor nos ha facultado con armas poderosas para resistir al enemigo.

“Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.” (2Co 10:4)

Recordemos que los postreros tiempos serán muy difíciles. Por lo cual necesitamos estar preparados para resistir al diablo y sus artimañas engañosas.

“Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles.” (2Ti 3:1)

Debemos tomar en cuenta que en los últimos días la gente enfrentará muchas dificultades. Los tiempos antes del fin serán peligrosos.

Nosotros No Usamos Las Armas Del Mundo.

Las armas poderosas de Dios están disponibles para enfrentar las fortalezas de Satanás y el reino de las tinieblas.

La oración, la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación, la coraza de justicia y las sandalias del evangelio son nuestra armadura en la batalla.

El Ayuno Y La Oración.

Esdras buscó humillarse ante Dios para poder ser guiado y protegido.

“Luego, estando cerca del río Ahava, proclamé un ayuno para que nos humilláramos ante nuestro Dios y le pidiéramos que nos acompañara durante el camino, a nosotros, a nuestros hijos y nuestras posesiones. En realidad, sentí vergüenza de pedirle al rey que nos enviara un pelotón de caballería para que nos protegiera de los enemigos, ya que le habíamos dicho al rey que la mano de Dios protege a todos los que confían en él, pero que Dios descarga su poder y su ira contra quienes lo abandonan. Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección, y él nos escuchó.” (Esd 8:21-23, NVI)

El volvernos a Dios de todo corazón, orar y ayunar provocará que la mano protectora de Dios esté con nosotros.

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Esdras y el pueblo viajaron aproximadamente 1,440 kilómetros a pie. El viaje los llevó por territorio difícil y peligroso y duró aproximadamente cuatro meses.

Oraron para que Dios los protegiera y les diera un buen viaje. Debemos reconocer nuestra necesidad de pedir a Dios su guía y protección.

El Señor escuchó la oración del pueblo; el clamor de todos llegó a oídos del Señor.

Todo el pueblo bajo la dirección de Esdras utilizaron las armas poderosas de Dios.

Incluso les dio vergüenza pedir ayuda militar al rey para protegerlos de los enemigos.

En realidad, sentí vergüenza de pedirle al rey que nos enviara un pelotón de caballería para que nos protegiera de los enemigos, ya que le habíamos dicho al rey que la mano de Dios protege a todos los que confían en él, pero que Dios descarga su poder y su ira contra quienes lo abandonan. (Esd 8:22, NVI)

Nuestras armas no son carnales ni terrenales, son poderosas en Dios.

Nuestra ayuda y socorro viene de Jehová.

“Así que ayunamos y oramos intensamente para que nuestro Dios nos cuidara, y él oyó nuestra oración.” (Esd 8:23, NTV)

Es tiempo de volvernos a Dios con sinceridad y transparencia. Él escucha nuestras oraciones.

Descubramos nuestro corazón delante del Señor y regresemos a buscarlo.

Él es fiel y bondadoso, lento para la ira y lleno de amor.

“Ahora bien —afirma el SEÑOR—, vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Rásguense el corazón y no las vestiduras. Vuélvanse al SEÑOR su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, cambia de parecer y no castiga.” (Jol 2:12-13, NVI)


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