Incondicionalmente debemos de creer que nuestra labor no es en vano en el Señor, Él es un fiel galardonador, y que Cristo es el camino a la recompensa eterna.

Pero una obra a medias no traerá recompensa, debemos de llevarla a cabo en completa diligencia.

“Y cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que yo haga por ti antes de que yo sea separado de ti. Y Eliseo dijo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí.” (2Re 2:9)

Me he puesto a pensar que podríamos pedir si en algún momento Dios nos dijera: Pidan lo que quieran que yo haga por ustedes.

Hay tantos anhelos y deseos en nuestro corazón que seguramente no sería una sola cosa. Sin duda tendríamos una lista amplia de todo lo que le pediríamos al Señor.

De cierta forma esta pregunta fue hecha a otros personajes bíblicos y que nos enseñan el porqué se lo preguntaron. Ellos hicieron algo digno de una recompensa, se esforzaron y fueron galardonados.

“Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza.” (Pro 14:23)

¿Cuál es tu petición?

El rey Salomón recibió de parte de Dios esa solicitud.

“Y en Gabaón el SEÑOR se apareció a Salomón de noche en sueños, y Dios le dijo: Pide lo que quieras que yo te dé.” (1Re 3:5)

Esta pregunta surgió después de que el rey Salomón había ofrecido mil holocaustos. Esto nos enseña que si tenemos una vida de comunión y edificamos altar al Señor, Dios nos preguntará qué es lo que deseamos.

La vida de altar representa comunión con Dios, anhelo de su presencia y principalmente el deseo de cumplir siempre con su voluntad.

Todo aquel que levanta altar al Señor recibe respuestas favorables de parte del Señor.

Esta misma pregunta fue concedida a la reina Ester por parte del rey Asuero.

“Y mientras bebían el vino en el banquete, el rey dijo a Ester: ¿Cuál es tu petición?, pues te será concedida. ¿Y cuál es tu deseo? Aun hasta la mitad del reino, se te dará.” (Est 5:6)

La reina Ester recibe esta solicitud del rey después de hallar gracia y haberse preparado para su encuentro con él.

Tomaba tiempo y dedicación estar preparada para el encuentro con el rey, era necesario encontrar gracia delante de él para poder ser recibida.

La reina Ester también recorrió el camino a la recompensa, posiblemente con incertidumbres y dudas, pero tenía claro su propósito de estar colocada en el palacio del rey.

“Miren, el SEÑOR omnipotente llega con poder, y con su brazo gobierna. Su galardón lo acompaña; su recompensa lo precede.” (Isa 40:10)

EL CAMINO A LA RECOMPENSA

Nos estamos preparando para un nuevo tiempo, Dios mostrará su favor de manera sobrenatural en nuestras vidas. Pero debemos preparar también la tierra para que produzca abundante fruto.

El Señor mostrará la forma de vida que anhela de nosotros.

“Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre.” (Sal 16:11)

El profeta Eliseo también tuvo una jornada junto a Elías la cual lo llevó a que el profeta le preguntara, qué quería antes de ser separados. Al final de esa jornada Eliseo obtuvo su recompensa.

GILGAL, EL LUGAR DONDE SE TERMINA LA VERGÜENZA.

El camino a recibir la doble porción empezó en Gilgal, la tierra del pacto.

El nombre de Gilgal significa rueda o círculo. Fue en esta ciudad en donde Josué revalida el pacto hecho por Dios con Abraham.

“Entonces Dios le dijo a Josué: Ya les he quitado la vergüenza de haber sido esclavos en Egipto. Por eso hasta hoy ese lugar se llama Guilgal. ” (Jos 5:9)

Debemos tener claro que el camino a la recompensa empieza cuando es quitado el oprobio de la esclavitud.

Ahora podemos decir confiadamente, Ya no somos más esclavo del temor, somos hijos de Dios.

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2Ti 1:7)

Gilgal representa también los episodios cíclicos o repetitivos en nuestra vida que son eliminados. El camino a la recompensa inicia cuando se rompen las ataduras que constantemente nos hacen volver al mismo punto de partida.

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Los ciclos de fracaso se terminan, las recaídas en los mismos patrones se rompen.

En Gilgal, Egipto quedó atrás, Egipto representa el mundo, la vieja naturaleza.

Es precisamente en Gilgal que debemos renunciar a la vana manera de vivir de nuestros antepasados, es el punto de partida a la liberación, el lugar en donde se deja el pecado para entrar a las promesas de Dios. Allí se olvidan los horrores de Egipto.

Los Justos Son Recompensados

Hay algunos que se encuentran muy cómodos en Gilgal que no quieren salir de allí. No anhelan los regalos y recompensas del Señor.

“Dirá entonces la gente: «Ciertamente los justos son recompensados; ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra.»” (Sal 58:11)

BETEL, EL LUGAR DONDE HAY SUEÑOS.

Betel es el lugar en donde Jacob tuvo un sueño, en el cual vio una escalera por donde subían y bajaban ángeles.

Nuestro Betel debe de tener sueños y metas; objetivos claros y propósitos de acuerdo a la voluntad de Dios.

Los sueños de José lo mantenían con una esperanza viva y le permitían hacer las cosas bien.

Fue el lugar donde Jacob regresó para luchar con Dios y fue transformado de Jacob a Israel. En Betel se cambia nuestra identidad.

Vuelve el tiempo de soñar, empieza una nueva temporada; nada nos podrá quitar la ilusión de volver a retomar los sueños.

“La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud.” (Pro 4:18)

JERICÓ, DONDE LA FE SE PONE A PRUEBA.

Esta ciudad fue la primera a conquistar por Israel al tomar la tierra prometida; en este lugar las murallas debían de caer porque la ciudad estaba muy bien cerrada.

Hay lugares que nos van a parecer bien cerrados, pero para el que cree todo es posible.

Posiblemente las murallas de la adversidad, conflicto o aflicción se ven muy grandes y fuertes, pero si tenemos puesta nuestra confianza en Dios y seguimos sus instrucciones veremos muy pronto caer esas murallas.

Recordemos, sin fe es imposible agradar a Dios. Viene el tiempo donde veremos los milagros y maravillas de Dios, pero necesitamos volver al camino de la fe.

“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.” (Heb 11:6)

EL JORDÁN, EL LUGAR DE LA RECOMPENSA.

El Jordán es el lugar donde comienzas a ver más allá de lo natural, el reino sobrenatural. Fue donde Juan el Bautista vio descender al Espíritu Santo en forma de una paloma.

Donde se debe de someter una a la autoridad. Jesús estaba en el espacio legal del ministerio de Juan y debía sujetarse a él.

Debemos de sujetarnos a la jurisdicción legal del Espíritu de Dios y someternos completamente a Él.

“Quien se burla de la instrucción tendrá su merecido; quien respeta el mandamiento tendrá su recompensa.” (Pro 13:13)

Es el lugar donde Eliseo recibió su unción doble. Todo esfuerzo tiene su recompensa.

Viene el tiempo de buscar la doble bendición; iniciemos nuestro camino a la plenitud y a buscar la doble porción. Estamos creyendo en cosas extraordinarias.

Y vamos a iniciar el año depositando toda nuestra confianza en Dios, a creer con todo nuestro corazón, pero sobre todo a buscar a Dios con todas nuestras fuerzas.


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