La Biblia nos enseña que todo tiene su tiempo bajo el cielo.
“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar;” (Ecl 3:1-2, NVI)
Cuenta una leyenda que el rey Salomón recibió de su madre Betzabe un anillo, que cada persona que lo viera, si estaba alegre se pusiera triste, pero que si estaba triste se pusiera alegre.
El anillo tenía escrita la siguiente leyenda:
A pesar de todo, esto también pasará.
Todo aquel que leía la leyenda comprendería que ese tiempo era momentáneo. Fuera bueno o malo.
No vale la pena hundirse en el dolor, la frustración o tristeza, porque todo eso pasará.
Puede ser solo una estación o temporada de la vida.
Pero que cuando llegue el momento de alegría, gozo o bendición, también puede ser pasajero.
Todo lo que atravesamos es momentáneo y pasajero.
No vale la pena quedarse atascado en un solo episodio de la vida.
Todo Tiene Su Tiempo Oportuno.
En la vida todo tiene su momento oportuno, para todo hay una temporada, todo tiene su tiempo.
El Predicador, Qohélet, Eclesiastés; enumera veintiocho actividades que probablemente simbolizan la rueda o curso de la vida o de la creación.
Pero cada estación o temporada puede ser afectada o distorsionada por la lengua.
“También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida.” (Stg 3:6, NVI)
Una lengua malvada no sólo contamina la vida personal de alguien, sino también todas sus actividades y todo su entorno.
Incluso afecta al resto de sus generaciones.
LA ACTITUD PARA UNA NUEVA TEMPORADA.
El rey David atravesó un tiempo de dificultad y sufrimiento. El hijo que había tenido con Betsabé enfermó de gravedad.
La actitud tomada ante la dificultad nos da una hermosa enseñanza.
“Entonces David se levantó del suelo y en seguida se bañó y se perfumó; luego se vistió y fue a la casa del SEÑOR para adorar. Después regresó al palacio, pidió que le sirvieran alimentos, y comió.” (2Sa 12:20, NVI)
Posiblemente este fue uno de los episodios más difíciles en la vida de David. Durante 7 días estuvo en el suelo llorando y rogando por un milagro.
Cuando el niño murió David cambió de actitud completamente, él entendió que ahora lo que le correspondía era ir a la casa de Dios a adorar.
Ya no era tiempo de lamentarse, había que ir al cambio de temporada.
DAVID SE LEVANTÓ DEL SUELO.
Posiblemente has estado en el suelo como David a causa de la situación difícil que has enfrentado, debido a los problemas has llorado lo suficiente, arrastrado por el piso, has estado en depresión y te has culpado lo suficiente.
Es hora de que te levantes del suelo, quitarse toda esa suciedad, todo el polvo, toda la culpa, y toda esa vergüenza, Dios dice:
“Es hora de ir a la nueva temporada”.
Levántate del suelo y limpia tu espíritu, renueva tus pensamientos, tu corazón, y tu comportamiento, lamentos, actitud.
Hay una nueva temporada adelante, un nuevo tiempo.
Tu adoración determinará el cambio de temporada.
Acércate al Señor, busca su presencia, hay una nueva temporada para tu vida. Deja que las cosas pasadas se queden atrás.
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