Una verdad fundamental en la Palabra de Dios es acerca de guardar nuestro corazón, cuidarlo más que todas las cosas; la Biblia dice que el corazón es engañoso.

El camino se vuelve más difícil si nuestro corazón no es restaurado y renovado.

“ Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. ” (Jer 17:9-10, RV 1960)

El corazón del hombre tiende a torcerse y a endurecerse.

En el libro de Génesis Dios le recuerda a Noé que la intención del corazón del hombre se inclina siempre al mal.

Jesús también enseñó que todo lo que contamina al hombre brota del corazón.

“Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.” (Mrk 7:21-23, NVI)

Si no tenemos un corazón restaurado corremos el peligro que todos esos males broten de nuestro interior.

Podemos esconder del hombre muchas malas acciones, pero Dios examina el corazón y lo profundo de nuestro ser.

Dios Prueba Los Corazones.

“Recuerda que durante cuarenta años el SEÑOR tu Dios te llevó por todo el camino del desierto, y te humilló y te puso a prueba para conocer lo que había en tu corazón y ver si cumplirías o no sus mandamientos.” (Deu 8:2, NVI)

Nos cuesta comprender porque atravesamos por momentos de dificultad, desiertos espirituales y pruebas que no entendemos.

La realidad es que Dios está escudriñando el corazón para conocer que realmente hay dentro de nosotros.

Durante cuarenta años el camino del desierto era un examen que iba a revelar el corazón del pueblo.

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Deja que Dios restaure tu corazón, permite que Él examine lo profundo de tu ser; Él es fiel y misericordioso.

Exteriormente podemos aparentar algo, pero sabemos que Dios ve el corazón, no las apariencias.

“Pero el SEÑOR le dijo a Samuel: No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.” (1Sa 16:7, NVI)

Por tal razón nosotros debemos cumplir con la Palabra de Jesús.

“No juzguen por las apariencias; juzguen con justicia.” (Jua 7:24, NVI)

El Señor había encontrado en David a alguien conforme a su corazón.

“Tras destituir a Saúl, les puso por rey a David, de quien dio este testimonio: “He encontrado en David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón; él realizará todo lo que yo quiero.” (Hch 13:22, NVI)

Pídele al Espíritu Santo que escudriñe tu corazón y lo limpie en cada área de tu vida.

David tuvo un corazón conforme al del Señor, restaurado y renovado.

Dejemos que Dios obre en lo más profundo de nuestra vida.

Es tiempo de abrir el corazón y dejar que Dios tome todo lo malo, lo engañoso y lo perverso para ser renovado.

Podemos pedirle un corazón limpio, sano, puro.

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu.” (Sal 51:10-11, NVI)

¿Sabes que es posible caminar delante del Señor con un corazón limpio?

Un corazón restaurado es vivir con Cristo en plenitud, madurez y santidad.

El corazón limpio y restaurado quiere que el Espíritu Santo venga y escudriñe lo más profundo del hombre.


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