Expectantes De Sus Promesas.

Debemos de vivir expectantes de las promesas incondicionales que el Señor nos ha hecho.

¡Nuestro Dios hace promesas y las cumple!

“Por la mañana, SEÑOR, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta.” (Sal 5:3, NVI)

David se acercaba al Señor presentando su clamor y ruegos cada mañana; pero quedaba expectante de lo que iba a suceder.

Él esperaba la respuesta del Señor.

Recordemos que la fe es la certeza de lo que se espera. En esa certeza se basa la expectativa de lo que Dios hará.

Podemos estar expectantes de recibir lo que pedimos si lo hacemos con fe.

Expectantes De La Recompensa.

La fe no sólo cree que Dios existe, sino que confía en que Él galardona, premia, remunera a aquellos que le buscan diligentemente.

“Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6, NVI).

Nuestra expectativa debe estar centrada en que Dios nos puede y quiere recompensar; incluso ser recompensados cuando más lo necesitamos. Dios ha dicho que recompensa a quienes lo buscan diligentemente, así que nosotros debemos buscarlo a diario.

Los trabajadores de la viña, los que han servido a los santos, los que multiplican los talentos, todos ellos fueron recompensados por el Señor.

Expectantes De Un Milagro.

“Para los hombres es imposible” aclaró Jesús, mirándolos fijamente, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.” (Mar 10:27, NVI)

Muchas veces los milagros comienzan de manera invisible y silenciosa y se desarrollan poco a poco, una pequeña misericordia a la vez. Espere ver a Dios obrar de maneras misteriosas, invisibles al ojo humano.

Hoy podemos decir: “No sé cómo sucederá, pero creo que Dios puso en marcha una respuesta a mis oraciones en la primera hora que pedí”.

“Vuelve a casa, que tu hijo vive le dijo Jesús. El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue.” (Jua 4:50, NVI)

Este oficial del rey regresó a su casa con la expectativa de recibir su milagro. Aun no lo habían visto sus ojos, pero él confió en la palabra de Jesús.

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Expectantes De La Paz y Descanso En Dios.

Espere entrar en el lugar de descanso prometido por Dios.

“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios… Procuremos, pues, entrar en ese reposo, para que nadie caiga en semejante ejemplo de desobediencia” (Hebreos 4:9,11)

Vivamos seguros que nuestra única esperanza es Cristo el Señor. Los israelitas fueron negligentes. Trataron con ligereza las promesas de Dios. Desearon Egipto, la tierra de su servidumbre.

No fueron diligentes en apropiarse de las promesas de Dios por la fe. El resultado fue que toda esa generación no entraron a la promesa.

Ahora es el momento de ponerlo todo en manos de Jesús y descansar en Él.

Expectantes De La Obra Del Espíritu Santo.

“Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes. Todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.” (Jua 16:13-15, NVI)

Busquemos siempre la guianza del Espíritu Santo, dejémonos guiar por su verdad. En Él estaremos seguros y confiados.

El Espíritu Santo habita en nosotros. Él es la promesa del Padre, debemos dejarnos guiar por Él.

Crea en estas promesas, vivamos expectantes de sus promesas. Aferrémonos a estas expectativas y veremos cosas maravillosas en nuestra vida.


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