En esta vida las aflicciones son inevitables, por cualquiera que sea la razón o el motivo los tiempos de dificultad son hasta cierto punto necesarios.

Las aflicciones del justo son el entorno adecuado para ver la gloria de Dios. Jesús dijo que en este mundo tendremos aflicciones. Pero en Él seremos libres de aflicciones.

Muchas Son Las Aflicciones Del Justo.

Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el SEÑOR. (Sal 34:19 LBLA)

La persona íntegra enfrenta muchas dificultades, pero de TODAS lo librará el Señor.

Nada mejor que el libro de Job para visualizar de mejor forma como las muchas aflicciones de un hombre justo se pueden transformar en tiempos de restitución y bendición.

“A los que sufren, Dios los libra mediante el sufrimiento; en su aflicción, los consuela. Dios te libra de las fauces de la angustia, te lleva a un lugar amplio y espacioso, y llena tu mesa con la mejor comida.” (Job 36:15-16, NVI)

A Job se le es recordado que Dios libra en medio de cualquier sufrimiento, también el justo es consolado y rescatado de cualquier angustia.

La promesa consiste en ser movido a un lugar espacioso y a deleitarse en una mesa con suficiente comida.

DIOS LIBRA “EN MEDIO” DE LA AFLICCIÓN.

La aflicción puede ser el contexto por el cual Dios hace cumplir su propósito. El quebrantamiento puede ser el mejor escenario para ver la mejor respuesta de Dios.

De los resultados de pasar por tiempo de aflicción está el ser consolados por el Señor, abrir nuestro oído a su voz y recibir consejo.

En tiempos de dificultad y opresión abre los oídos de los justos para ser consolados por el Señor.

La aflicción no es el medio sino la oportunidad para encontrar la grandeza de su amor.

“Porque él hiere, pero venda la herida; golpea, pero trae alivio. De seis aflicciones te rescatará, y la séptima no te causará ningún daño.” (Job 5:18-19, NVI)

Otra promesa que encontramos es que el Señor no nos abandona para siempre.

Nuestro Dios no se complace en causar ninguna clase de dolor.

“Pues el Señor no abandona a nadie para siempre. Aunque trae dolor, también muestra compasión debido a la grandeza de su amor inagotable. Pues él no se complace en herir a la gente o en causarles dolor. ” (Lam 3:31-33, NTV)

DE LA AFLICCIÓN A LA MESA DEL BANQUETE.

Él Llenará nuestra mesa con la mejor comida. Ese tiempo complicado es la oportunidad de ser atraído al banquete del Señor.

Encontramos muchos ejemplos de personajes que atravesaron momentos de angustia y aflicción, pero salieron vencedores y fueron llevados a la mesa del banquete.

Ruth de ser una mujer extranjera y poder recoger solamente las sobras fue llevada a la mesa de los segadores de Booz.

“A la hora de comer, Booz le dijo: —Ven acá. Sírvete pan y moja tu bocado en el vinagre. Cuando Rut se sentó con los segadores, Booz le ofreció grano tostado. Ella comió, quedó satisfecha, y hasta le sobró.” (Rut 2:14, NVI)

Ester huérfana de padres, viviendo en una tierra de cautiverio, teniendo que ocultar su verdadera identidad fue honrada en la mesa del rey Asuero.

“Luego el rey ofreció un gran banquete en honor de Ester para todos sus funcionarios y servidores. Declaró un día de fiesta en todas las provincias y distribuyó regalos con generosidad digna de un rey.” (Est 2:18, NVI)

David después de pelear con osos, leones y defender ovejas y cabras ajenas tenía reservado un lugar a la mesa de Samuel.

“Después Samuel preguntó: —¿Son éstos todos los hijos que tienes? —Queda todavía el más joven —contestó Isaí—. Pero está en el campo cuidando las ovejas y las cabras. —Manda llamarlo de inmediato —dijo Samuel—. No nos sentaremos a comer hasta que él llegue.” (1Sa 16:11, NTV)

Lázaro amigo de Jesús y muerto de cuatro días, fue sacado de la tumba y llevado a la mesa con Jesús.

“Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien Jesús había resucitado. Allí se dio una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él.” (Jua 12:1-2, NVI)

Mefiboset un niño sumido en la desgracia por un accidente, recibió restitución y fue invitado a la mesa de David.

“Y Mefiboset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, vino a David, y cayendo sobre su rostro, se postró. David dijo: Mefiboset. Y este respondió: He aquí tu siervo. David le dijo: No temas, porque ciertamente te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán, y te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl; y tú comerás siempre a mi mesa.” (2Sa 9:6-7, LBLA)

La desgracia de Mefiboset se convirtió en un lugar de honor y dignidad.

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Todos estos ejemplos nos enseñan como la gracia y misericordia de Dios nos puede librar también a nosotros de todas las aflicciones.

UN LUGAR RESERVADO.

La mesa ilustra todo lo que es nuestro en Cristo. Aunque estemos rodeados de enemigos, disfrutamos estas bendiciones en paz y seguridad.

Después de todo valle de sombra y muerte hay una mesa aderezada.

“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. ” (Sal 23:5, RV 1960)

Siga confiando en Dios, Él lo puede librar de cualquier aflicción. Dios no se complace en el dolor de sus elegidos. Hay una esperanza de restitución para aquel que cree en Jesús.

Estamos invitados a mesa del rey. Tenemos un lugar reservado en su mesa. La fidelidad de Dios es para siempre, su amor es incondicional.

En la mesa del Señor siempre hay un lugar reservado para ti.


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