Constantemente nos encontramos enfrentando dificultades y adversidades; cada una de ellas produce un caracter firme y estable en nuestra vida. De nosotros depende que ninguna de estas circunstancias tomen el control de nuestro propósito.

Debemos aprender a mantenernos firmes delante de Dios y por ningún motivo comprometer nuestros principios de vida.

“conocidos, pero tenidos por desconocidos; como moribundos, pero aún con vida; golpeados, pero no muertos; aparentemente tristes, pero siempre alegres; pobres en apariencia, pero enriqueciendo a muchos; como si no tuviéramos nada, pero poseyéndolo todo.” (2Co 6:9-10)

El apóstol Pablo tenía un punto de vista diferente al resto de las personas. Lo que para algunos eran dificultades y adversidades, para él eran retribuciones y bendiciones.

Para algunos eran desconocidos o ignorados, pero desde el punto de vista del apóstol Pablo somos conocidos para Dios. Con apariencia de “casi muertos” pero llenos de la vida de Cristo.

Efectivamente somos golpeados por las dificultades y adversidades, pero esas adversidades no nos han logrado destruir.

De la limitación y la escasez nacen las mejores oportunidades.

Desde La Perspectiva de Dios

Algunas personas ven la vida así, simplemente ven el lado negativo de todo. Pero es tiempo de dejar de ver lo negativo y empezar a ver las cosas como Dios las ve.

Empezaremos a enfocarnos en la cosecha que cualquier adversidad pueda traer. Las adversidades nos califican para recibir una bendición sin precedentes. No debemos atribuir despropósito a lo que estemos viviendo.

Estamos finalizando otro año, posiblemente no como lo planeamos, quizá mejor o aparentemente peor de lo que planeamos. Posiblemente los resultados no fueron favorables o realmente positivos como se esperaba.

Posiblemente hubieron pérdidas, metas sin alcanzar o situaciones sin resolver. Las adversidades y aflicciones son inevitables; pero la buena noticia es que no son para siempre; cada adversidad trae una retribución.

Cuando golpea la adversidad debemos de confesar que en medio de eso tenemos la paz de Dios.

“Porque sólo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría.” (Sal 30:5)

Recordemos que para los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. No es tiempo de perder la fe ni el gozo, no debemos de perder la esperanza en el Señor; Sus planes son perfectos y cada adversidad producirá una cosecha de mucha bendición.

Desarmando Al Enemigo

Todo lo que el diablo ha planeado hacer en contra nuestra le será revertido. El enemigo quiere vernos golpeados y destruidos; pero por un camino llegará y por siete tendrá que salir corriendo.

El Señor hará que los enemigos que se levanten contra ti sean derrotados delante de ti; saldrán contra ti por un camino y huirán delante de ti por siete caminos. (Deu 28:7)

David tomó la espada de Goliat, la misma arma con la que pensó que destruiría a David. Dios tomó la espada de la mano de Goliat y la puso en la mano de David, y le cortó la cabeza al gigante con el arma que estaba diseñada para destruirlo.

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El diablo dijo: tomaré mi mejor arma, la muerte, y destruiré a Jesús con ella. Sus planes eran destruir a Jesús haciéndolo crucificar en el Calvario.

Pero cuando Jesús murió, Dios tomó la muerte, la muerte de Jesucristo, y la usó como un arma para derrotar a la misma muerte, para derrotar al pecado, para derrotar al infierno.

Por medio de la muerte, Él destruyó a aquel que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. Aquí, destruir significa perder bienestar y no perder el ser. Significa anular o anonadar.

La Muerte Fue Vencida

Satanás sigue oponiéndose activamente a los propósitos de Dios en el mundo, pero en la cruz recibió una herida de muerte. Le queda poco tiempo, y su sentencia es firme. Es un enemigo derrotado.

“Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo,” (Heb 2:14)

El Señor usó exactamente lo que el diablo pensó que era su mejor arma para destruir a Jesús con la muerte. Jesús lo usó para revertirlo y bendecirnos con vida eterna. Eso se llama la prosperidad de la adversidad.

De La Adversidad A La Victoria

Nuestro Señor tomó la adversidad de la cruz y la convirtió en nuestra mayor victoria.

Dios nos dice que tomará las armas del enemigo y las pondrá en nuestras manos, veremos a más personas siendo salvas, más familias bendecidas, más prosperidad en el pueblo del Señor.

El enemigo nos quiso poner en escasez y limitación, pero no sabe que Dios revertirá eso y nos permitirá incluso ayudar a muchos más.

La maldad siempre regresa al remitente, el amor a quien lo ha donado. Las mentiras a quien las ha dicho, la envidia a quien la siente; la rueda gira para todos.


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