La fe no sólo cree que Dios existe, sino que también recompensa grandemente a los que le buscan.

“Por la fe Moisés, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado, considerando como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto; porque tenía la mirada puesta en la recompensa.” (Heb 11:24-26)

Moisés por la fe mantuvo su mirada en la recompensa, se dio cuenta que el galardón que le esperaba era mayor que los placeres temporales de Egipto.

Él logró entender que toda riqueza de Egipto sería perecedera. Entendió que la recompensa celestial era invaluable.

La fe nos ayuda a mirar más allá del sistema de valores del mundo para ver los valores eternos del reino de Dios.

Es necesario quitar de nuestro corazón el engaño de las riquezas; estás “ahogan” la Palabra de Dios.

“El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que ésta no llega a dar fruto.” (Mat 13:22)

Moisés entendió que el engaño de las riquezas de Egipto no eran comparables a la recompensa grande e incomparable de Dios.

Es indispensable que por la fe creamos en Dios, pero también es necesario entender que Él tiene, puede y quiere recompensarnos.

EL SEÑOR RECOMPENSA A QUIENES LO BUSCAN.

“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.” (Heb 11:6)

Todo aquel que busca al Señor recibe recompensa. Aquel que se esfuerza en buscar a Dios recibe una recompensa grande.

GRANDE ES TU RECOMPENSA.

El pueblo del Señor se había alejado del verdadero Dios, ya no había adoración y tampoco había sacerdocio que les instruyera.

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Sin embargo la misericordia de Dios no se apartó de ellos.

Vino palabra de Dios por medio del profeta Azarías, cuyo nombre significa aquel a quien Dios ayuda.

Su mensaje central fue instar al pueblo a permanecer firmes y no desmayar, porque la recompensa sería grande.

Si Buscamos a Dios la recompensa es grande.

Si nosotros nos volvemos a Dios, Él se volverá a nosotros.

“Pero ustedes, ¡manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas! Cuando Asá oyó este mensaje del profeta Azarías hijo de Oded, se animó a eliminar los detestables ídolos que había en todo el territorio de Judá y Benjamín, y en las ciudades que había conquistado en los montes de Efraín. Además, restauró el altar del SEÑOR que estaba frente al atrio del templo del SEÑOR.” (2Cr 15:7-8)

El rey Asá eliminó los ídolos detestable en sus ciudades; sacó de sus territorios todo aquello que ofende al Señor.

También restauró el altar e hizo un pacto junto a todo el pueblo para buscar al Señor.

“Luego hicieron un pacto, mediante el cual se comprometieron a buscar de todo corazón y con toda el alma al SEÑOR, Dios de sus antepasados.” (2Cr 15:12, NVI)

La recompensa es grande para aquellos que buscan de todo corazón al Señor.

Eliminemos de nuestra vida todo aquello que ofende a Dios y restauremos el altar de adoración.

Dios se dejará encontrar de aquellos que lo buscan y recompensará su esfuerzo.

También para Abram fue la promesa de recibir una recompensa grande por su esfuerzo y firmeza.

“Después de esto, la palabra del SEÑOR vino a Abram en una visión: No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.” (Gen 15:1, NVI)

Mantengamonos firmes y sin bajar la guardia en nuestro servicio a Dios, busquémoslo de todo corazón y restauremos el altar de adoración porque grande es la recompensa.


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