Los Ojos De La Fe
Entendemos que no es por lo que vemos, sino que caminamos por fe; la vista natural o terrenal no percibe las cosas espirituales, sino que ahora vemos con los ojos del entendimiento que nos ha dado Dios.
Podemos decir que vivir por fe es ver las cosas desde la perspectiva de Dios, es ver las cosas como Dios las ve. A los ojos de Dios las cosas se ven de manera muy diferente a como las vemos nosotros, debemos agudizar nuestra vista y enfocarnos a ver las cosas con los ojos de la fe.
Resaltemos algunos ejemplos de personas que lograron ver las circunstancias desde la perspectiva de Dios.
Para El Señor José era el gobernador de Egipto, para los hermanos era un simple esclavo. La fe desata destino y propósito.
Gedeón para Dios era un valiente guerrero, pero él se miraba como el más pequeño e insignificante. La fe hace ver los problemas desde una perspectiva distinta.
Dios veía a David como el rey ungido, para su familia era quien cuidaba el rebaño y el despreciado. La fe hace cambiar las circunstancias.
Para Dios Saulo era instrumento elegido, para los hombres era un asesino despiadado. La fe transforma vidas.
El apóstol Pablo en la carta a los Efesios les escribe que él oraba para que los ojos del entendimiento les fueran abiertos o iluminados.
Al tener “abiertos” los ojos del corazón podemos empezar a ver las cosas como nuestro Señor la ve. Al igual que al principio Adán tenía abiertos e iluminados los ojos del entendimiento, los cuales le fueron cerrados al desobedecer la instrucción de Dios.
ABRIENDO LOS OJOS DEL ENTENDIMIENTO
Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego? Jesús respondió: Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él. (Juan 9:1-3 LBLA)
La aflicción de aquel hombre vino para que hubiera una oportunidad de demostrar lo que Dios haría. Cualquier clase de sufrimiento es una oportunidad para que se muestre la gloria de Dios en nuestras vidas.
El dolor, la desilusión, la pérdida de seres queridos, son siempre oportunidades para que se despliegue la gracia de Dios. Dejemos que Dios se muestre a las personas en acción.
Cuando llega el desastre o la aflicción a una persona que no conoce a Dios, esa persona puede que se desmorone; pero cuando llega una persona con ojos abiertos, saca la fuerza, la belleza y la valentía ocultos en esa persona.
FE SUFICIENTE PARA SER SANADO
En Listra había un hombre que no podía andar. Nunca había andado, porque era cojo de nacimiento. Este hombre estaba sentado, oyendo lo que Pablo decía, y Pablo se fijó en él y vio que tenía suficiente fe para ser sanado. Entonces le dijo con voz fuerte: ¡Levántate y ponte derecho sobre tus pies! El hombre se puso en pie de un salto, y comenzó a andar. (Hechos 14:8-10 DHH)
Pablo tenía los ojos de su corazón iluminados, pudo ver que el hombre paralítico tenía suficiente fe para ser sanado. Pablo no lo vio como un incapacitado, al contrario, pudo ver que el hombre podía salir de la condición en la que se encontraba.
Nosotros por la fe en Jesucristo también fuimos llamados a levantar a los paralíticos y mostrarles el único camino que nos lleva a la vida eterna.
Los ojos de nuestro entendimiento deben estar abiertos, para ver las circunstancias a la manera como Dios las mira; La Biblia nos enseña como Dios abrió los ojos de personas que estaban sin esperanza y sin una posible solución.
Hagar y Su Desesperación.
Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: No quiero ver morir al niño. En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar desconsoladamente. Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo:¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. Levántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación. En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se convirtió en un experto arquero; (Gen 21:13-20 NVI)
Dios había decretado una palabra sobre la vida de Ismael, él sería una nación grande; aunque las circunstancias están mostrando otra cosa, sigamos creyendo a lo que Dios ha dicho, mantengamos presente las promesas de Dios para nosotros, lo que al final se cumplirá siempre es la Palabra de Dios.
Los Discípulos Que Perdieron La Esperanza.
Y sucedió que al sentarse a la mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero El desapareció de la presencia de ellos. Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras? Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos, que decían: Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. Y ellos contaban sus experiencias en el camino, y cómo le habían reconocido en el partir del pan. (Luc 24:30-35 LBLA)
En momentos donde la esperanza se desvanece debemos de mantener presente la Palabra de Dios, es ese pan que abrirá nuestros ojos y veremos el cumplimento de lo que Dios ha prometido. Busquemos siempre ese “pan partido” del cual se desprende la revelación y el conocimiento de Dios.
Viendo Con Los Ojos De La Fe
Y cuando el que servía al hombre de Dios se levantó temprano y salió, he aquí que un ejército con caballos y carros rodeaba la ciudad. Y su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos? Y él respondió: No temas, porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos. Eliseo entonces oró, y dijo: Oh SEÑOR, te ruego que abras sus ojos para que vea. Y el SEÑOR abrió los ojos del criado, y miró, y he aquí que el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo. (2Re 6:15-17 LBLA)
Por tal razón cuando vemos las cosas con los ojos del temor nos volvemos nuevamente esclavos de las circunstancias; debemos tener los ojos abiertos a lo que Dios hará, ver con los ojos de la fe, debemos decir como dijo el salmista: alzaré mis ojos a los montes, mi socorro viene de Jehová.
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