EL RESURGIR DE LOS VALIENTES
Cuando estamos en batalla o guerra siempre se necesitan valientes, el mundo espiritual está bien organizado en potestades, gobernadores, huestes celestiales que se encargan de atacar al cristiano. Se necesita el resurgir de los valientes que estén en pie de guerra.
Existen entidades que quieren estorbar la obra de Dios, espíritus que quieren desanimar a aquel que busca a Dios, pero debemos creer que el que está con nosotros es más grande que el que está en contra de nosotros.
Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel? Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales. (1Re 18:17-18)
EL PLAN DE DIOS
No solo el corazón de Acab se desvió de los preceptos de Dios, sino también todo el pueblo; lo que provocó la ejecución de la mayoría de los profetas de Israel. Como consecuencia de la iniquidad, Dios hizo que sobre viniera una gran sequía en Samaria y por ende, una hambruna en la región.
El profeta Elías aparece sorpresivamente en el relato anunciando al rey Acab la sequía.
“Ahora bien, Elías, el de Tisbé de Galaad, fue a decirle a Acab: «Tan cierto como que vive el SEÑOR, Dios de Israel, a quien yo sirvo, te juro que no habrá rocío ni lluvia en los próximos años, hasta que yo lo ordene.” (1Re 17:1)
Enviado por el Señor se esconde en un arroyo cercano al Jordán en donde es alimentado por cuervos; después, por mandato de Jehová, va a Sarepta, un poblado cercano, a la casa de una viuda, en donde el profeta multiplica la poca comida que le quedaba.
Tiempo después resucita al hijo de esta viuda. Se trata del primer caso documentado de resurrección de un muerto.
LA DEMOSTRACIÓN DE VALENTÍA
Hasta este momento los hechos sorprendentes del profeta dejan en evidencia el respaldo de Dios para con su siervo. La valentía mostrada hasta ese momento por profeta es sorprendente. Elías está dispuesto, incluso a enfrentarse a los profetas de Baal y dejarlos en humillación y vergüenza.
El profeta indirectamente también se enfrenta a Jezabel, esposa del rey Acaba, la cual había mandado que mataran a los profetas del Señor.
Elías desafía a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal a que acepten el sacrificio de un buey en un altar preparado para ser incinerado; Elías hace que edifiquen el altar del sacrificio y además hace que mojen la madera tres veces hasta que se llena un foso alrededor del altar.
El Señor Jehová acepta el sacrificio de Elías, para confusión de los profetas de Baal, y en el monte Carmelo los derrota y posteriormente los ejecutó con la ayuda de todo el pueblo.
“Cuando todo el pueblo vio esto, se postró y exclamó: «¡El SEÑOR es Dios, el Dios verdadero! Luego Elías les ordenó: ¡Agarren a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno! Tan pronto como los agarraron, Elías hizo que los bajaran al arroyo Quisón, y allí los ejecutó.” (1Re 18:39-40)
Después de tan grande manifestación de Dios en la vida de Elías, el pueblo de Israel reconoce que el Dios verdadero es Jehová.
EL TEMOR A LAS REPRESALIAS
Tras su victoria, huye por temor a la venganza de Jezabel y se adentra en el desierto. Asustado, frustrado y lleno de confusiones, incluso hasta desear la muerte; el profeta Elías ahora está confinado en un desierto, tanto literal como espiritual.
Pareciera que aquel hombre respaldado por Dios momentos antes ha desaparecido; ahora se siente de menos, atemorizado y sin la convicción que mostró en el monte Carmelo.
Las amenazas de muerte por parte de Jezabel lo meten en una situación desconocida. Sin duda alguna se sintió débil y sin esperanza. Recordemos que Elías era una persona sujeta a pasiones como las nuestras.
Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. (Stg 5:17)
No es tiempo de estar más en temor y dudas; es momento de sentir el toque del ángel del Señor que nos está diciendo que hace falta camino por recorrer. Es tiempo de reconocer que es a través del poder de Dios que logramos hacer las cosas.
EL DESPERTAR DE LOS VALIENTES
No es por nosotros, es únicamente por el poder de Dios que obra a través de nosotros, por gracia y misericordia. Llegó la hora de levantarse y visualizar todo el camino que hace falta por recorrer.
Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. (1Re 19:17)
Después de que el Ángel de Jehová le da de comer y beber se sintió reconfortado y anduvo hasta el monte Horeb, donde se esconde en una cueva.
“Elías se levantó, y comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios.” (1Re 19:8)
En medio de una depresión, el profeta Elías ora a Jehová y demuestra un exceso de celo en su misión. Dios se le manifiesta y le apoya presentándose como una voz apacible y suave tras vientos, temblores y un fuego y le da nuevas misiones, y acaba señalando a Eliseo como su sucesor.
NO SE VISTA DE COBARDÍA
A Dios no le sirven los cobardes, hoy estás lleno de dudas y temores; ya olvidaste todas las promesas que Dios te ha dado para tu vida y tus generaciones.
Acaso vas a terminar con todo como lo hizo Elías, recuerda, largo camino te resta. Hay un legado en tu vida que tienes que impartir a otros. La batalla continúa, no olvides que Dios tiene a alguien esperando para continuar con sus propósitos eternos.
Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. (1Re 19:15-16)
Hoy recordamos las palabras de Dios a su siervo Josué, esfuérzate y sé valiente. Nadie te podrá hacer frente.
El valor y la esperanza de toda victoria dependen de la obediencia firme e inalterable a la Palabra de Dios. Share on XÁrmate de valentía; enfrenta los temores; recuerda: El perfecto amor, echa fuera todo temor. Dios sigue teniendo el control de toda situación. Él sigue sentado en su trono y peleará todas las batallas a favor nuestro.
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