LA PROFUNDIDAD DEL CIMIENTO

La profundidad del cimiento es un factor muy importante en edificación de una construcción, esta profundidad determina la capacidad que la obra tendrá de soportar su estructura.

Entre más grande sea la estructura de la obra los cimientos y las bases deben ser más fuertes.

“Voy a decirles a quién se parece todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica: Se parece a un hombre que, al construir una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida.” (Luc 6:47-48)

Desde la antigüedad encontrar el cimiento adecuado dependía de cavar profundamente hasta estar seguro que era roca sólida.

Eso demandaba más esfuerzo y diligencia; con relación a la edificación de nuestra vida también es necesario dejar la superficialidad y profundizar hasta encontrar la roca sólida.

El hombre que quería llegar al lecho rocoso tenía que cavar bien hondo. Debía quitar de en medio muchas cosas antes de poder construir sobre la base sólida y segura.

No se trata solamente de fundar la casa sobre “algo parecido” a la roca; no es únicamente cumplir por costumbre o por tradición, se trata de encontrar el fundamento adecuado.

Todo aquel que escucha la Palabra del Señor y la pone en práctica es semejante aquel que profundiza y remueve todo aquello que no beneficia a la edificación.

Soportar y mantenerse de pie ante las tempestades e inundaciones de la vida esencialmente consiste en practicar constantemente la Palabra de Dios.

GOLPEA EL SUELO LO SUFICIENTE

El rey Joás de Israel visitó al profeta Eliseo en su lecho de enfermedad, el profeta al verlo le ordena que haga algo “inusual”, un acto profético que le indicaría el futuro de su reinado.

“y le dijo: —Abre la ventana que da hacia el oriente. Joás la abrió, y Eliseo le ordenó: —¡Dispara! Así lo hizo. Entonces Eliseo declaró: —¡Flecha victoriosa del SEÑOR! ¡Flecha victoriosa contra Siria! ¡Tú vas a derrotar a los sirios en Afec hasta acabar con ellos! Así que toma las flechas —añadió. El rey las tomó, y Eliseo le ordenó: —¡Golpea el suelo! Joás golpeó el suelo tres veces, y se detuvo. Ante eso, el hombre de Dios se enojó y le dijo: —Debiste haber golpeado el suelo cinco o seis veces; entonces habrías derrotado a los sirios hasta acabar con ellos. Pero ahora los derrotarás sólo tres veces.” (2Re 13:17-19)

Al haberle asegurado el profeta en nombre de Dios la victoria sobre los sirios, va a poner a prueba al rey ahora para ver qué provecho va a sacar de sus victorias.

Hay que creer a Dios por TODO lo que Él puede hacer. Es necesario “insistir” hasta que se vea el cumplimiento de la voluntad de Dios.

Golpea la tierra las veces que sean necesarias. Joás no golpeó la tierra lo suficiente y debido a eso no logró derrotar por completo a sus enemigos.

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El Señor nos enseña a que debemos siempre ir más allá, al que pide se le da, si busca haya, si toca se le abre.

REMOVIENDO ESCOMBROS

Y eso es cierto con muchos de nosotros que hemos crecido en una cultura cristiana tradicional, hay muchas cosas que tenemos que sacar del camino antes de llegar al fundamento.

No se trata de edificar sobre costumbres o religión, el reino de Dios es una relación entre Dios y el hombre.

No es conforme a nuestra costumbre, se trata de hacerlo conforme al fundamento de la Palabra de Dios.

Para construir una casa sobre la roca es necesario demoler y remover muchas de estas cosas.

UN AÑO MAS

“Entonces les contó esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, pero cuando fue a buscar fruto en ella, no encontró nada. Así que le dijo al viñador: “Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no he encontrado nada. ¡Córtala! ¿Para qué ha de ocupar terreno?” “Señor —le contestó el viñador—, déjela todavía por un año más, para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono. Así tal vez en adelante dé fruto; si no, córtela.” (Luc 13:6-9)

Algo muy parecido sucede en la parábola de la higuera sin fruto.

El viñador también tuvo que cavar alrededor de la higuera para que produjera fruto.

También fue necesario remover elementos alrededor que durante tres años impidieron su fructificación.

Labrar El Barbecho

En agricultura hay un término llamado barbecho, que es la tierra que se deja sin cultivar por un tiempo para que la tierra tome su fuerza.

Algo parecido había sucedido con la higuera plantada en la viña, llevaba tres años sin producir, era el tiempo adecuado para que diera fruto. Había llegado el tiempo de dejar el barbecho y empezar a producir el fruto.

Estos tiempos difíciles y complicados nos demandan un despertar; necesitamos dejar la comodidad y la rutina, romper con toda actitud conformista e ir avanzando a lo que Dios tiene para su pueblo.

Como lo dice el profeta Oseas:

“¡Siembren para ustedes justicia! ¡Cosechen el fruto del amor, y pónganse a labrar el barbecho! ¡Ya es tiempo de buscar al SEÑOR!, hasta que él venga y les envíe lluvias de justicia.” (Hos 10:12)

Esta higuera estaba ocupando espacio útil, se plantaban en las viñas para aprovechar la fertilidad del terreno.

Usted y yo fuimos plantados en buena tierra, fértil, productiva; dejemos las excusas, y todo acomodamiento. Sigamos golpeando la tierra todo lo que sea necesario hasta poder ver completada la obra del Señor.


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