“En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: —¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva. Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.” (Jn 7:37-39, NVI)

La fiesta de los tabernáculos o las enramadas duraba una semana. Para los judíos está era una de las fiestas principales.

La ceremonia del último día era muy importante y relevante.

Antes de regresar a sus casas Jesús debía de cerciorarse que llevarán esta enseñanza.

El último día de la fiesta Jesús dijo: “Si alguno tiene sed que venga a mí y beba”.

Él está haciendo una invitación para todo aquel que tenga un gran deseo o necesidad.

Durante la fiesta el sacerdote debía de ir a buscar en un recipiente de oro al estanque de Siloé una cierta cantidad de agua que debía derramar en el altar del templo.

Luego volvía y entraba al templo por la puerta del Agua mientras la gente recitaba la escritura:

“Con alegría sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación. En aquel día se dirá: «Alaben al SEÑOR, invoquen su nombre; den a conocer entre los pueblos sus obras; proclamen la grandeza de su nombre. Canten salmos al SEÑOR, porque ha hecho maravillas; que esto se dé a conocer en toda la tierra. ¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión; realmente es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!»” (Isa 12:3-6, NVI)

Jesús los invitó a venir a Él para hallar plena satisfacción espiritual.

Solamente Cristo puede satisfacer plenamente esa sed espiritual.

Si eres como la mayoría de las personas, siempre estás buscando alrededor, intentando encontrar algo que haga que tu vida sea feliz y con significado.

Posiblemente has estado buscando saciar ese vacío en cosas materiales, pasajeras o superfluas.

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La búsqueda de estas cosas solamente agota, porque estas cosas nunca te podrán satisfacer realmente.

La Biblia dice:

“Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (Jer 2:13 (NVI).

Acepta la invitación que Jesús está haciendo el día de hoy; deja que sea Él quien sacie esa sed espiritual.

Jesús ofrece agua viva para satisfacer permanentemente tu sed.

Si te sientes insatisfecho con tu vida, estás sediento espiritualmente. El único que puede saciar esa sed es Jesús.

Ríos De Agua Viva.

La expresión de su interior correrán ríos de agua viva significa que manarán corrientes del interior de esa persona o vida para ayudar a otros.

Nadie puede ser habitado por el Espíritu de Dios y guardarse para sí esa bendición.

Naturalmente brotará la necesidad de compartir con otros la experiencia maravillosa de ser llenos del Espíritu de Dios.

Allí donde está el Espíritu todo fluye sobrenaturalmente; y lo mejor de todo es que la promesa alcanza a nuestras generaciones.

“que regaré con agua la tierra sedienta, y con arroyos el suelo seco; derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus vástagos,” (Isa 44:3)

Dejemos de construir cisternas que no retienen el agua.

No solo has abandonado la propuesta del Señor, tampoco lo has buscado para satisfacer todas las necesidades en tu vida.

Buscamos satisfacer las necesidades por nosotros mismos.

Las cisternas que hemos construido se llaman, placeres, vanidades, materialismo, fama. Estas cosas no van a retener agua.

Su promesa es que nosotros seremos regados como manantial que su agua no se agota.

“El SEÑOR te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.” (Isa 58:11)


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