Alza Tus Ojos Y Mira

El Señor nuestro Dios enseñó a Abraham como mantener viva la promesa y esperanza; de ese ejemplo nosotros también podemos aprender a recuperar los sueños, los anhelos, las metas, etc.

Abram debía mantener la actitud de levantar siempre la mirada y por la fe ver las cosas que el Señor le prometió. Él debía de mantener viva la promesa.

La Biblia enseña que los que han resucitado con Cristo deben buscar las cosas de arriba. Pensar en las cosas del cielo, no en las de la tierra.

A partir del nuevo nacimiento los pensamientos del cristiano se centran en las cosas de arriba. Deje de estar obsesionado con las cosas triviales y pasajeras de la Tierra; debemos estar totalmente implicados en las realidades del cielo.

El elemento indispensable y necesario es la fe, como lo dice el escritor de la carta a los Hebreos, sin ella es imposible agradar a Dios.

En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.(Heb 11:6 NVI)

Sin sueños o anhelos morimos

Toda persona necesita una razón por la cual seguir adelante. Una meta, un propósito de vida.

Creemos que no hay personas sobrenaturales, sino personas normales entregados a sueños sobrenaturales, lo cual los convierte en personas de éxito.

No estamos en esta tierra por obra de la casualidad, somos personas de propósito que perseguimos alcanzar los anhelos y sueños de Dios.

Mantener Viva La Promesa

Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!(Gen 12:2-3 NVI)

En el momento que Abram escuchó la promesa no tenía hijos, era de edad avanzada y su esposa era estéril. Todo el panorama era contrario a la realidad de la promesa.

Los anhelos no necesariamente tienen que estar alineados a la realidad o condición actual; es en esos escenarios en donde Dios muestra su grandeza.

Recuerde que en nuestra debilidad es donde el poder de Dios se perfecciona.

Abram se separa de Lot.

Ambos habían prosperado materialmente, el espacio en la región no era suficiente para los dos; los pastores empezaron a tener problemas y entraron en contiendas por el lugar. Para mantener viva la promesa hay que dejar algunas cosas atrás.

Abram toma la desición de no entrar en fricciones y decide que lo mejor es separarse, que cada quien vea y elija la tierra que mejor le parezca.

Abram se quedó a vivir en la tierra de Canaán, mientras que Lot se fue a vivir entre las ciudades del valle, estableciendo su campamento cerca de la ciudad de Sodoma. (Gen 13:12 NVI)

Sea pacífico, no busque contiendas ni peleas, simplemente en ocasiones en necesario alejarse de las personas que no comparten sus mismos sueños, retírese de los que buscan Sodoma, la tierra de perdición.

Levanta La Vista

Después de que Lot se separó de Abram, el SEÑOR le dijo: «Abram, levanta la vista desde el lugar donde estás, y mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste. Yo te daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada. Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar el polvo de la tierra, también podrá contar tus descendientes. (Gen 13:14-16 NVI)

No importa el lugar donde actualmente se encuentra, levante la vista y ponga su mirada en las cosas que Dios le ha prometido.

Lo difícil de ver la promesa en la situación actual es porque quizá no tengamos nada de lo que la visión nos dice.

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No Le Ponga Límites A Su Visión

Luego el SEÑOR lo llevó afuera y le dijo: —Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! (Gen 15:5 NVI)

El Señor llevó fuera de la tienda a Abram para que vea las estrellas; para contemplar la grandeza de la promesa debemos de salir de la zona cómoda o segura, empezar a dar pasos de fe; es necesario dejar la comodidad y empezar a buscar las promesas de Dios.

La visitación de Dios

En medio del calor del día sin haber recibido la promesa, en los momentos difíciles o de incertidumbre, Jehová te visita.
La hora más caluroza del día representa los momentos difíciles y de incertidumbre que podamos atravezar, Abram alzó su mirada y miró a tres hombres.

El SEÑOR se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo,
(Gen 18:1-2 NVI)

En medio de las aflicciones debemos de mantener nuestra mirada hacia arriba.

Justo en ese lugar Dios le llevó el mensaje del cumplimento de la promesa.

El Día De La Prueba

En este episodio Dios pone a prueba a Abraham.

Abraham se levantó de madrugada y ensilló su asno. También cortó leña para el holocausto y, junto con dos de sus criados y su hijo Isaac, se encaminó hacia el lugar que Dios le había indicado. Al tercer día, Abraham alzó los ojos y a lo lejos vio el lugar. (Gen 22:3-4 NVI)

En esta situación debemos de estar consientes que hay dificultades y retos que tomar. Abraham obedece a Dios, a pesar de la prueba tan difícil y decide caminar,
Alzó su mirada y divisó el lugar de lejos.

Debemos de saber que las pruebas Dios las permite y debemos de tener nuestra mirada hacia arriba, sabiendo que todas las cosas ayudan a bien aquellos que aman a Dios.

La Provisión De Dios

El Señor suplirá para llevar a cabo nuestro sueño, nuestra promesa. No niegue lo mejor que tenga.

Abraham alzó la vista y, en un matorral, vio un carnero enredado por los cuernos. Fue entonces, tomó el carnero y lo ofreció como holocausto, en lugar de su hijo. (Gen 22:13 NVI)

Alzó la vista y miró, un carnero trabado. Nuestra provisión proviene de Dios, aun en los momentos más difíciles mantengamos nuestra mirada en alto, Jehová suplirá nuestra necesidad.

Un sábado Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas, y estaba allí una mujer que por causa de un demonio llevaba dieciocho años enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse.(Luc 13:10-11 NVI)

La mujer encorvada que durante 18 años estuvo viendo hacia abajo, Jesús la desató porque era hija de Abraham.

Al igual que esta mujer, dominada por 18 años por un demonio, le era imposible levantar su mirada y poner su vista en las cosas del cielo, muchos de nosotros tenemos nuestros ojos puestos en lo terrenal; muchos tenemos la costumbre de pensar más en las cosas de los hombres que en la cosas de Dios.

Jesús se volvió y le dijo a Pedro: —¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres. (Mat 16:23 NVI)

Hoy Jesús no hace libres, para volver a poner nuestros ojos en el cielo, que es de donde procede nuestro socorro y auxilio. Pensemos más en las cosas del cielo que en las de la tierra.


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