Hay épocas del año en ciertos lugares en donde los árboles botan completamente sus hojas, se secan y caen al suelo; pero llega la nueva temporada en donde volverán a ser como árboles frondosos, llenos de hojas para volver a dar sombra.

“Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de ropa; entró en la casa del SEÑOR y adoró. Después vino a su casa y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió.” (2Sa 12:20)

El rey David atravesó su tiempo de aflicción y fuerte depresión; estaba como un árbol sin hojas, había perdido su resplendor y su belleza.

Había cometido un grave error, su pecado fue expuesto y como consecuencia el hijo que había nacido enfermó y a los siete días murió. Estuvo orando, ayunando, tirado en el suelo esperando una respuesta.

David Se Levantó Del Suelo.

Posiblemente has llorado lo suficiente, has estado deprimido y te has culpado lo suficiente.

Es hora de que te levantes del suelo, limpiar toda esa suciedad, todo el polvo, es tiempo de despojarse de toda culpa, y toda esa vergüenza.

¡Es el tiempo de levantarse! ha llegado el tiempo de regresar a la casa del Señor.

Pero No puedes ir a la presencia de Dios cargando el polvo de ayer, con la actitud de derrota; sintiéndote avergonzado de ti mismo.

Puedes acercarte confiadamente al trono de la gracia, puedes regresar a la presencia de Dios. El camino está abierto, la misericordia de Dios es abundante. Es hora de levantarse del suelo.

David Se Lavó y Ungió

Se refrescó y entró en la casa de Dios. David encontró el camino de regreso de su caída; el camino de regreso de su accidente.

Hoy podemos encontrar el camino de regreso de un desastre, de un conflicto. Siempre habrá un camino de regreso de una crisis, existe el camino de regreso de un divorcio; hay un camino de regreso de la desgracia; Tenemos que saber que hay un camino de regreso de la vergüenza.

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No podrás encontrar el camino de regreso a todo eso que buscas por lo que la gente dice. No es por lo que las personas dicen, el camino se encuentra por lo que Dios dice.

Nuestro destino sigue estando en las manos de Dios. Vayamos a la casa de Dios con acciones de gracia, entremos por sus atrios con cantos de júbilo.

“Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre.” (Sal 100:4)

David Cambió Sus Ropas

Ahora en Cristo no estamos separados de Dios como para no poder volver de regreso a casa. La pregunta es ¿tienes el coraje de ponerte de pie? ¿el valor de ungirte con aceite? ¿Tienes el coraje de cambiarte de ropa y entrar con acción de gracias y cantar himnos de alabanza?

¿Tienes el valor de sobrepasar toda crítica y de entrar por sus puertas con acción de gracias y por sus atrios con alabanza?

Ese valor y coraje te lo adjudica la gracia y misericordia de Dios; solo Él puede levantar del polvo al pobre y hacerlo sentar en medio de príncipes.

Como Arboles Frondosos

Prepárate para una nueva temporada, volveremos a ser como árboles frondosos. Como árboles plantados junto a corrientes de agua y que sus hojas no se caen.

Volveremos a dar fruto a su tiempo, creceremos y esos árboles frondosos volverán a dar sombra al necesitado.

Volverá a crecer como si fuera un árbol frondoso. Sus ramas se extenderán y serán tan hermosas como las de los olivos y tan fragantes como los cedros del Líbano. Volverán a habitar en su tierra bajo mi protección; de nuevo sembrarán sus campos y cosecharán trigo en abundancia; cultivarán sus viñas y harán un vino que será tan famoso como los vinos del Líbano. (Ose 14:6-7)

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