La Biblia ejemplifica nuestra vida antes de conocer al Señor como la de una oveja perdida o descarriada, que fue encontrada y puesta bajo el cuidado y la protección de Jesús, el pastor de nuestra alma.
“Pues vosotros andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas.”(1Pe 2:25)
Cuidando El Huerto
El Señor dio instrucciones específicas al primer Adán de trabajar y proteger el huerto de Edén. Estas funciones eran responsabilidad de Adán. Por lo tanto, si Adán debía cuidar el huerto, era seguramente porque existía algún peligro en sus alrededores.
“Entonces el SEÑOR Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara.” (Gen 2:15)
El huerto debía de ser cuidado, el hombre tenía que proteger el huerto de los peligros de afuera.
El hecho de haber dejado entrar a la serpiente y dejar que su mujer mantuviera una conversación con la serpiente evidencia que la función de cuidar y guardar no se llevó a cabo completamente.
La serpiente era un animal astuto del campo y el libro de Eclesiastés habla del peligro de tener un muro abierto.
El que cava la fosa, en ella se cae. Al que abre brecha en el muro, la serpiente lo muerde. (Ecl 10:8)
EL GUARDA DE MI HERMANO
Las consecuencias fueron inmediatas para la primera pareja del huerto; el huerto no fue cuidado, el lugar donde Dios los estableció no lo supieron cuidar y fueron expulsados.
Fuera del huerto encontramos otra situación en donde se suponía debían cuidarse mutuamente.
La pregunta es: ¿de dónde viene la rivalidad entre los hermanos? por qué Caín arremete contra su hermano Abel de la forma como lo hizo?. El enojo de Caín fue tanto que le quitó la vida a su propio hermano. La tristeza de no ser aceptado lo llevó a cometer lo que conocemos como el primer crimen.
Cuando Dios pregunta en dónde está su hermano, Caín responde de la siguiente manera.
“El SEÑOR le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel? —No lo sé —respondió—. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano? “(Gen 4:9)
Caín tampoco cuidó ni protegió a su hermano Abel, todo lo contrario, enojado por no agradar a Dios con su ofrenda y ver que la ofrenda de su hermano si fue aceptada, arremetió contra él hasta el punto de quitarle la vida.
Como lo dice la cita de Eclesiastés, ambos Adán y Caín abrieron brechas en sus muros y fueron mordidos por diferente “serpientes”, uno perdió el huerto y el otro perdió a su hermano.
La Petición De Salomón
“Y ahora, SEÑOR Dios mío, has hecho a tu siervo rey en lugar de mi padre David, aunque soy un muchacho y no sé cómo salir ni entrar.” (1Re 3:7)
El rey Salomón le dice a Dios que él no sabe cómo salir ni entrar; algo que quizá no es familiar para nosotros. ¿Cuál fue esa petición que sorprendió a Dios e hizo que Salomón recibiera más de lo que había pedido.?
¿Cuál era realmente la preocupación del rey? ¿Por qué quería saber salir y entrar?. Una primera respuesta la encontramos en la oración de Moisés, él pide al Señor un hombre que haga salir y entrar a la congregación para que no sean como ovejas que no tienen pastor.
Moisés pide a Dios un hombre que cuide y proteja a su pueblo. Alguien que los haga salir y entrar.
“Entonces Moisés habló al SEÑOR, diciendo: Ponga el SEÑOR, Dios de los espíritus de toda carne, un hombre sobre la congregación, que salga y entre delante de ellos, y que los haga salir y entrar a fin de que la congregación del SEÑOR no sea como ovejas que no tienen pastor.” (Num 27:15-17)
El mejor modelo que podemos tener es el de nuestro Señor Jesucristo. Únicamente a través de una puerta podemos salir y entrar.
“Entonces Jesús les dijo de nuevo: En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí son ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto.” (Jn 10:7-9)
La Puerta De Las Ovejas
El cristianismo no es un credo, ni una iglesia. Más bien, es una Persona, y esta Persona es el Señor Jesucristo.
El que entre por mí. La salvación sólo puede ser recibida mediante Cristo. Hemos de entrar por Cristo y por el poder que Él da.
La invitación es para todos. Cristo es el único Salvador para todo el mundo. Pero para ser salva, la persona ha de entrar. Ha de recibir a Cristo por la fe. Es un acto personal, y sin él no hay salvación.
El que entre hallará pastos. Cristo no sólo es el Salvador y Quien da libertad, sino también el Sustentador y Saciador. Sus ovejas hallarán pastos en la Palabra de Dios.
Nuestra vida era como la ciudad de Jericó, una ciudad amurallada que estaba muy bien cerrada, nadie salía ni entraba. Antes de conocer a Jesús, nuestra alma estaba cautiva del pecado, esclavizada por el dominio de los delitos y pecados.
“Pero Jericó estaba muy bien cerrada a causa de los hijos de Israel; nadie salía ni entraba.” (Jos 6:1)
Dios tuvo que meter a unos infiltrados (espías secretos) a rescatar a un alma perdida. La prostituta Rahab escondió en su casa a los hombres que llegaron para reconocer la tierra. Ella logró meter a su casa a toda su familia para que fueran salvos de la destrucción.
El Pastor De Nuestra Alma
El SEÑOR te protegerá de todo mal; El guardará tu alma. El Señor guardará tu salida y tu entrada.
Hemos vuelto al obispo y el pastor de nuestra alma; Él tuvo misericordia de nosotros, a través de Él podemos Entrar y Salir. Él es la puerta, por medio de Jesús entramos a una nueva vida y salimos para obtener la abundancia que Él nos ofrece.
El Señor si cuidó su huerto, cuidó de sus hermanos. El Señor es el pastor de nuestra alma que durante mucho tiempo estuvo cautiva. Solo por medio de Él tenemos vida y vida en abundancia.
“Levantaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra. No permitirá que tu pie resbale; no se adormecerá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. El SEÑOR es tu guardador; el SEÑOR es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te herirá de día, ni la luna de noche. El SEÑOR te protegerá de todo mal; El guardará tu alma. El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.” (Sal 121:1-8)
Acérquese hoy a Jesús invítelo a entrar en su corazón. Entre a la vida nueva a través de la puerta de la vida eterna.
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