“En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos? Y Él, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.” (Mat 18:1-4, LBLA)

La grandeza en el Reino de los cielos se basa en la humildad y obediencia. Esto significa que el más grande en el reino es el humilde, y el que depende completamente de Dios.

Jesús pone de ejemplo a un niño para enseñar quién puede ser el más importante en el reino de los cielos.

La clave está en la frase “cualquiera que se humille”

“Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.” (Mat 18:4, LBLA)

Tenemos que elegir colocarnos nuevamente en la posición que todos ocupamos cuando éramos niños. Y la manera de hacerlo es a través de la humildad.

La actitud de nuestro corazón deberá ser siempre como la de un niño.

La Grandeza En El Reino La Define El Señor.

Muchas veces para avanzar se tiene que retroceder. Para ser importante en el reino de Dios es necesario humillarse.

“Más bien, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pasa más adelante a un lugar mejor.” Así recibirás honor en presencia de todos los demás invitados. Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” (Luc 14:10-11, NVI)

Si somos verdaderamente humildes delante de Dios, hay sólo una dirección en la que podemos movernos, y es hacia arriba. Porque todo el que se humilla Dios lo enaltece.

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Principalmente un niño depende de las decisiones de sus padres. El niño no toma decisiones por sí solo, ni hace lo que mejor le parezca.

Los niños no hacen planes por sí mismos, dependen de los planes de los padres.

Esto es lo que el Señor Jesús llama a sus discípulos a hacer: Reconocer nuestra dependencia de Dios y confiar en que Él proveerá.

Así es como entramos en el reino de los cielos.

Dios Ve A Los Humildes.

“Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a ser declara el SEÑOR. Pero a este miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra.” (Isa 66:2, LBLA)

Solamente el humilde y pobre de espíritu goza de la presencia del Señor.

“El SEÑOR es excelso, pero toma en cuenta a los humildes y mira de lejos a los orgullosos.” (Sal 138:6, NVI)

Dios sigue buscando gente humilde, no arrogante ni altiva, con sentimiento de superioridad. Él toma en cuenta a los humildes.

El Ejemplo De Cristo.

“La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza[a] Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza[b] de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre,” (Fil 2:5-9, NVI)

Debemos desarrollar su actitud humilde, aunque no recibamos reconocimiento por nuestro esfuerzo.

La grandeza en el Reino de Dios se define por la actitud de humildad y servicio a los demás.


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