“Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.” (Pro 14:12)
La Palabra de Dios nos dice que hay caminos que al hombre le parecen correctos, pero en realidad llevan a la muerte.
La vida nos puede presentar opciones “atractivas” o demasiado fáciles que pueden ahorrar tiempo y recursos, pero que al final pueden tener consecuencias muy lamentables.
El camino del Señor muchas veces será diferente, el profeta Elías escribió que sus caminos son más altos que los nuestros.
Nuestro Dios ve el panorama completo y sus planes son de bien y no de mal.
El camino que el Señor elige para nosotros no siempre será el más fácil o corto; en ocasiones para librarnos de otras cosas nos lleva por el camino más largo.
EL CAMINO MAS LARGO
“Cuando el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los llevó por el camino que atraviesa la tierra de los filisteos, que era el más corto, pues pensó: «Si se les presentara batalla, podrían cambiar de idea y regresar a Egipto.» Por eso les hizo dar un rodeo por el camino del desierto, en dirección al Mar Rojo. Los israelitas salieron de Egipto en formación de combate.” (Exo 13:17-18)
Dios no siempre obra en la forma en que a nosotros nos parece mejor.
En lugar de guiar a su pueblo por la ruta corta hacia la tierra prometida, los llevó por un camino más largo y alrededor del desierto.
En la ruta más corta habitaban los filisteos, los cuales podían hacerles guerra y al ver esto se iban a desanimar.
Si Dios no lo lleva por la ruta más corta a su meta, no se queje ni se resista.
Sígalo con gozo y confíe en que lo guiará a salvo entre obstáculos invisibles.
Él puede ver el final de su jornada desde el principio y conoce la ruta mejor y la más segura.
“El camino de Dios es perfecto; la palabra del SEÑOR es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian ¿Quién es Dios, si no el SEÑOR? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? Es él quien me arma de valor y endereza mi camino;” (Sal 18:30-32)
LA INCOMODIDAD DEL DESIERTO
El desierto es parte del proceso a nuestra promesa, pueden ser tanto buenas como malas experiencias.
Pablo le recuerda a la iglesia de Corinto que él fue consolado con el propósito de consolar a otro.
Por medio de nuestras experiencias podemos consolar a otros también.
“El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. ” (2Co 1:4)
En nuestras tribulaciones somos fortalecidos por Dios, de la misma forma, nosotros podemos consolar a otras personas que puedan atravesar por las mismas tribulaciones o problemas.
¿Quién puede ser más comprensivo que alguien que ya ha pasado por lo que otra persona está pasando?
Alguien que atravesó una crisis financiera es la más indicada para ayudar a aquel que está en bancarrota.
¿Quién puede ayudar mejor a alguien que experimenta la angustia de un divorcio, que alguien que recuerda cómo se sintió?
Solamente alguien que ha sido abusada o abusado podrá ayudar a superar a otra persona que está sufriendo por la misma situación.
NO DESPERDICIE SU EXPERIENCIA
Dios puede usar lo más doloroso en su vida, de lo que está más decepcionado y lo que hubiera deseado nunca haber vivido para bendición y beneficio de otro.
No puede cambiar lo que le pasó, pero el Señor puede usarlo para sus propósitos.
Cuando está dispuesto a compartir sus fallas, Él puede usarlo para ayudar a otras personas.
Lo que no nos destruyó es el antídoto para otra persona necesitada.
EL CAMINO DEL SEÑOR
Recuerde que aunque el camino del Señor atraviese por un desierto usted no está solo.
Dios va al frente abriendo caminos peleando a nuestro favor. De día como columna de humo y de noche como columna de fuego.
Él es fiel y siempre mostrará su bondad y misericordia. Siga adelante confiando en todo momento en sus promesas.
El Señor nunca lo dejará y nunca lo desamparará.
Aunque pase por valle de sombra de muerte, siempre le infundirá aliento.
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