Poder En La Debilidad

Dios no se vale de nuestras fuerzas, ni de nuestras destrezas, se vale de su poder invencible. Su poder se hace perfecto en nuestra debilidad.

No se trata de nuestro potencial, se trata únicamente de Su poder.

Hay algo poderoso en confesar nuestros pecados y nuestras debilidades entre nosotros mismos, para luego llevarlos a la luz de la gracia de Dios, el poder de Dios se perfecciona y se manifiesta, no principalmente a través de la fuerza humana, sino a través de la debilidad humana.

Pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.” (2Co 12:9 NVI)

Lo Débil Del Mundo

La gloria del evangelio consiste en que en nuestra debilidad podemos encontrar esta maravillosa gracia; porque cuando llegamos al fondo de nuestras propias fuerzas es cuando se le ofrece a Dios la oportunidad de intervenir.

En su epístola a la iglesia en Corinto, que valoraba lo extraordinario y grandioso, como la fama, el poder, la riqueza, las conexiones, y el estar entre la gente importante, el apóstol Pablo escribió:

Hermanos, consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna. Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse. Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención— (1 Corintios 1:26-30 NVI)

El Poder En La Debilidad

La Sagrada Escritura revela que la libertad auténtica y total solo se encuentra a través humildad. El camino divino es en realidad, el camino hacia abajo.

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Jesucristo pasó del poder a la impotencia, dejó Su grandeza por la pequeñez, del éxito al fracaso, abandonó la fuerza hacia la debilidad, de la gloria al descrédito.

Durante su paso por esta tierra Jesús camino humildemente, tal como lo describe el apóstol Pablo a los Filipenses.

Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! (Filipenses 2:7-8 NVI)

La gran característica de la vida de Jesús fue la humildad, la obediencia y la renuncia a Sí mismo.

Servir A Los Demás

No deseaba enseñorearse de los hombres, sino servir a los hombres; no buscaba seguir Su propio camino, únicamente el de Dios; jamás anhelaba exaltarse a Sí mismo, todo lo contrario, renunció a toda Su gloria por amor a los hombres.

En varios pasajes el Nuevo Testamento nos enseña de que es solamente aquel que se humilla el que será exaltado, como lo dice Mateo.

Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. (Mat 23:12 NVI)

Si la humildad, la obediencia y la autorrenuncia fueron las características supremas de la vida de Jesús, también deben ser las señales características del cristiano.

El egoísmo, el buscar para uno mismo y el alardear de lo propio destruyen nuestra semejanza con Él y nuestra relación con nuestros semejantes.


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