El libro de Eclesiastés finaliza su relato enfatizando en el temor a Dios y el cumplimiento de sus mandamientos.

“El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre. Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.” (Ecc 12:13-14, NVI)

La vida del hombre se resume en eso. Temor a Dios y cumplir sus mandamientos, porque al final Dios juzgará toda obra, buena o mala.

Como lo dice la carta a los Hebreos, establecido está que el hombre muera una vez y luego vendrá el juicio.

Debemos ser diligentes en andar en los caminos de Dios, para que podamos al final, rendir con gozo nuestra cuenta.

La mejor evidencia de nuestro temor a Dios es nuestra disposición a obedecerle, servirle y honrarle en todas las etapas de nuestra vida.

AHORA SE QUE TEMES A DIOS.

En eso consistió precisamente La prueba de Dios a Abraham; el ángel del Señor lo detiene al momento de sacrificar a Isaac, y le dice: Ahora sé que temes a Dios.

“No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño le dijo el ángel. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.” (Gen 22:12, NVI)

Fue después de ese momento cuando el Señor se manifestó a Abraham como Dios Proveedor, Jehová Jireh.

Cuando vivimos en el temor a Dios se manifiesta la provisión y bendición del Señor.

“le dijo: Como has hecho esto, y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismo afirma el SEÑOR que te bendeciré en gran manera, que multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos.” (Gen 22:16-17, NVI)

Cuando ofrecemos al Señor ofrenda estamos obedeciendo, sirviendo y honrándolo.

Es por eso que es más importante saber como dar, y no solamente cuanto dar.

EL CENTURION ROMANO.

“Vivía en Cesarea un centurión llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano. Él y toda su familia eran devotos y temerosos de Dios. Realizaba muchas obras de beneficencia para el pueblo de Israel y oraba a Dios constantemente.” (Hch 10:1-2, NVI)

Veamos algunas características de este centurión romano.

Tenía un gran testimonio, influenció positivamente a toda su casa, su familia, y sus siervos.

Era generoso, pues hacía muchas obras benéficas al pueblo.

Este centurión era hombre de oración, oraba a Dios continuamente.

Siempre que el temor de Dios reina en el corazón, brotan espontáneamente obras de caridad, generosidad y una constante búsqueda del Señor.

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Al igual que Abraham este centurión también temía al Señor, sus ofrendas y oraciones fueron recibidas en el cielo.

“¿Qué quieres, Señor? le preguntó Cornelio, mirándolo fijamente y con mucho miedo. Dios ha recibido tus oraciones y tus obras de beneficencia como una ofrenda le contestó el ángel.” (Hch 10:4, NVI)

Caminando en el temor a Dios nuestras oraciones y ofrendas suben delante de la presencia de Dios.

Debemos de estar seguros y confiados que caminando en el temor a Dios todas nuestras ofrendan tendrán su respuesta desde el cielo.

LA IGLESIA CRECE EN EL TEMOR A DIOS.

También en el libro de los Hechos, vemos como la iglesia crecía, debido a que permanecía en el temor a Dios, fortalecida por el Espíritu Santo.

“Mientras tanto, la iglesia disfrutaba de paz a la vez que se consolidaba en toda Judea, Galilea y Samaria, pues vivía en el temor del Señor. E iba creciendo en número, fortalecida por el Espíritu Santo.” (Hch 9:31, NVI)

Todos en la iglesia tenían la disposición de obedecer la Palabra, servirle y adorarle.

La iglesia que vive en el temor del Señor crece y es fortalecida por el Espíritu Santo.

En el libro del profeta Hageo vemos como el temor del Señor vino a despertar el espíritu de Zorobabel, Josué y todo el pueblo.

“Zorobabel hijo de Salatiel, el sumo sacerdote Josué hijo de Josadac, y todo el resto del pueblo, obedecieron al SEÑOR su Dios, es decir, obedecieron las palabras del profeta Hageo, a quien el SEÑOR su Dios había enviado. Y el pueblo sintió temor en la presencia del SEÑOR.” (Hag 1:12, NVI)

Al momento de ellos obedecer la Palabra, sintieron en la presencia de Dios temor a Dios.

“Y despertó el SEÑOR el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y el espíritu de todo el remanente del pueblo. Y vinieron y comenzaron la obra en la casa del SEÑOR de los ejércitos, su Dios,” (Hag 1:14, Spanish LBLA)

El espíritu del pueblo fue despertado a consecuencia de permanecer en el temor del Señor. Comenzaron inmediatamente la obra en la casa del Señor.

Exhortemos al pueblo a obedecer la Palabra y a caminar en el temor de Dios, esto despertará el espíritu de los líderes y del pueblo.

Así juntos podamos seguir construyendo la casa del Señor.

Que se pueda decir de todos nosotros, bienaventurados los que temen al Señor.


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