El Señor ha hecho con su pueblo un pacto eterno, en el cual se compromete a no apartarse de ellos.

Puso en sus corazones el deseo de honrarlo y respetarlo para nunca apartarse de Él.

Esto vino como consecuencia de recibir un solo corazón y un solo camino.

El pueblo del Señor debía de aprender que confiar en Dios significaba volver a alinear radicalmente sus propósitos y deseos a los de Él.

Ellos se habían apartado de los caminos del Señor y era necesario volver a buscarlo con todo su corazón.

“Y les daré un solo corazón y un solo camino, para que me teman siempre, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos. Haré con ellos un pacto eterno, por el que no me apartaré de ellos, para hacerles bien, e infundiré mi temor en sus corazones para que no se aparten de mí.” (Jer 32:39-40, LBLA)

UN SOLO CORAZÓN Y UN SOLO CAMINO.

La mejor forma de definir esto es estar unánimes en un mismo sentir. Como en el día de Pentecostés, cuando fue derramado sobre ellos el Espíritu Santo.

El libro de los Hechos nos dice que los discípulos estaban unánimes juntos y de repente, vino del cielo un ruido, como de un viento muy fuerte, que llenó toda la casa.

Un solo corazón y un solo camino nos enseña la manera que Dios quiere que nos conduzcamos. Dejando de ser personas de doble ánimo, fluctuantes en nuestra conducta.

El temor de Dios vendrá como consecuencia de tener coherencia entre nuestros pensamientos y nuestra conducta.

Nuestros actos deben coincidir con nuestras creencias.

Debemos desarrollar esa lealtad de corazón y de hechos para amar a Dios por encima de cualquier otra cosa.

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Jesús llamó hipócritas a los escribas y fariseos que no tenían coherencia entre su conducta y sus corazones.

Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. (Mat 15:8-9, RV1960)

UN PACTO ETERNO

Como parte de ese pacto eterno el Señor pondrá en los corazones el temor a Él para no apartarnos del Señor y de su camino.

Todo aquel que camina en el temor de Dios no se apartará de sus caminos; se mantendrá fiel y firme en el propósito del Señor.

Depositemos toda nuestra confianza en El Señor, no debemos confiar únicamente en nuestra propia sabiduría.

El libro de los Proverbios nos instruyen a temer a Dios y apartarnos de los malos caminos.

No seas sabio a tus propios ojos, teme al SEÑOR y apártate del mal. Será medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos. (Pro 3:7-8 LBLA)

El Señor no desea apartarse de su pueblo, desea mantener una estrecha relación y comunión con sus escogidos.

Esto trae sanidad a nuestra vida, a nuestra alma y a todo nuestro ser. Recuerde todo aquel que espera en El Señor tendrá nuevas fuerzas.

Si últimamente ha estado lejos de la relación con Dios es hora de acercarse, de buscar la comunión con El Señor. Él está dispuesto a dejarse encontrar de todo aquel que le busca.

Dios no juzgará su condición, Él es un Padre amoroso; en Él hay perdón y misericordia para nosotros. Búsquelo con un corazón sincero y humilde, entre confiadamente a la presencia de Dios y Él se acercará a su vida.


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