GUERRA DE SIMIENTES

Efectivamente desde el huerto de Edén se declaró la guerra de simientes, Cristo la simiente de la mujer le aplastaría la cabeza a la serpiente, y ésta le mordería el talón.

La Biblia describe una guerra de simientes, desde un principio el pueblo de Dios ha estado en una batalla espiritual, pero Cristo nos dio la victoria.

Esta misma promesa la recuerda el apóstol Pablo en su carta a los Romanos.

Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. (Rom 16:20 LBLA)

EL VENENO DE LA SERPIENTE.

En el ámbito natural, la mordedura de serpiente venenosa puede constituir emergencias médicas por parálisis grave de los músculos respiratorios, trastornos hemorrágicos potencialmente mortales, insuficiencia renal irreversible o grave destrucción local de los tejidos que requiere amputación o provoque otras discapacidades permanentes.

Los efectos suelen ser más graves en los niños que en los adultos, debido a que tienen menos masa corporal.

La mordedura de una serpiente venenosa puede ser mortal, desafortunadamente en el ambiente espiritual también muchas veces es lamentable.

Según datos científicos, la mayoría de los casos mortales o con consecuencias graves son totalmente evitables si se aplican los antídotos, que son el único tratamiento eficaz para evitar o anular la mayoría de los efectos tóxicos de las mordeduras de serpiente.

Los sueros antiponzoñosos o inmunógenos adecuados son el antídoto perfecto en contra de la mordedura de serpiente, los cuales son fabricados a partir de “otro veneno de serpiente.”

LAS SERPIENTES EN EL DESIERTO.

El Señor les envió serpientes venenosas, que los mordieron, y muchos israelitas murieron. Entonces fueron a donde estaba Moisés y le dijeron: ¡Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti! ¡Pídele al Señor que aleje de nosotros las serpientes! Moisés pidió al Señor que perdonara a los israelitas.(Num 21:6-7 DHH)

A causa de la incredulidad y dureza de corazón, el pueblo había murmurado de Dios y también de Moisés; lo que provocó que Dios permitiera que fueran mordidos por serpientes venenosas.

Todo aquel que había sido mordido moría, no tenían manera de encontrar un antídoto que los sanara.

Hasta que se reconocieron su error y sus faltas; entonces pidieron perdón a Dios y se acercaron con Moisés para que fueran quitadas las serpientes.

LA SOLUCIÓN FUE OTRA SERPIENTE.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre el asta; sucedía que cuando una serpiente mordía a alguno, y éste miraba a la serpiente de bronce, vivía. (Num 21:8-9 LBLA)

La única solución para no morir a causa de haber sido mordido por las serpientes era mirar la serpiente de bronce que Moisés había levantado.

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Esa serpiente de bronce levantada por Moisés en el desierto estaba representando a Jesús en la cruz del calvario.

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna. (Jn 3:14-15 LBLA)

Jesús fue el portador del antídoto para sanar toda mordedura de serpiente, Él cargó con todo el pecado del mundo, llevó nuestras transgresiones e iniquidades; tal como lo describe el profeta Isaías.

Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El, y por sus heridas hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el SEÑOR hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros. (Isa 53:4-6 LBLA)

Cristo venció en la guerra de simientes.

SE HIZO PECADO.

El Señor Jesucristo “se dejó” morder por la serpiente, ahora sobre de Él está todo el veneno de la serpiente o Satanás. Siendo Él inocente y sin pecado, permitió que la serpiente lo llenará de veneno mortal.

Nuestro Señor solo pide que aceptes que llevó el pecado de todos, que murió tomando nuestro lugar; Él no pide otra cosa, solo quiere que aceptes Su sacrificio y amor por ti.

Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios. (2Co 5:21 NVI)

Guerra De Simientes

A muchos de nosotros en la vida “la serpiente también nos mordió” por diferentes razones o circunstancias que quizá nunca entendimos; el veneno de la serpiente llegó a nuestra vida, seguramente con la intención de destruir nuestros planes o propósitos.

Fueron esos momentos que pensamos que todo se había terminado, que no había salida o solución, afortunadamente pudimos levantar nuestra mirada y ver el sacrificio de Jesús.

Ese veneno no te mató, no te destruyó y tampoco pudo detenerte; únicamente te convirtió en portador de un antídoto para otra persona que atravesó o está atravesando por lo mismo que tú.

Sí, Dios te escogió para que lleves ese antídoto a otro que también satanás quiso destruir e interrumpir su propósito. Lo que un día fue tu dolor, será el alivio de otro dolor.


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