Constantemente estamos siendo perfeccionados y fortalecidos; alcanzando cada día madurez y firmeza. Esto lo logramos a través de la Palabra de Dios.

“Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.” (1Pe 5:10, NVI)

La verdadera victoria sobre cualquier eventualidad es ver a Dios detrás de las escenas, obrando sus maravillosos propósitos en nuestras vidas.

El Dios De Toda Gracia.

No importa cuáles sean nuestras pruebas, deberíamos recordar ante todo que Él es el Dios de toda gracia.

Nuestra consolación es que Él nos llamó a su gloria eterna. Esto nos capacita para mirar más allá de los sufrimientos temporales en esta vida; asegurando que seremos como Él y estaremos para siempre con nuestro Señor.

El Sufrimiento Es Temporal.

Como lo dice el apóstol Pedro, el sufrimiento es sólo por un poco de tiempo.

Cuando se contrasta con la gloria eterna, las aflicciones de la vida son menos que momentáneas. Toda prueba tiene una fecha de caducidad.

Dios emplea el sufrimiento para formar nuestro carácter. Nos está instruyendo para reinar. Parte de este proceso consiste en perfeccionarnos.

Restaurar o Perfeccionar.

Las pruebas hacen idóneo al creyente. Le suplen los elementos necesarios en su carácter para hacerlo espiritualmente maduro.

Somos llamados a ser perfectos tal y como lo es nuestro Padre del cielo.

“Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto.” (Mat 5:48, NVI)

Como cristianos aspiramos a la perfección en la gracia y en la santidad; perfección equivale aquí a madurez, propia de quien no anda según los deseos de la carne, sino conforme al Espíritu.

No se refiere a una persona que ya no cometa errores, pecados o faltas, sino a la persona que está alcanzando la madurez que Dios desea.

Siendo Perfeccionados.

“Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.” (Mat 19:21, NVI)

El verso anterior hace referencia a un joven que tenía muchas posesiones, según él cumplía los mandamientos de la ley, pero deseaba alcanzar la vida eterna.

La respuesta de Jesús fue que podía alcanzar la perfección haciendo tesoros en el cielo.

Desafortunadamente el joven no aceptó la propuesta de Jesús para alcanzar la perfección.

Las muchas posesiones le estorbaron el camino a la perfección; este joven tenía el llamado de ir con Jesús; lamentablemente aferrarse a las riquezas de este mundo desvían el rumbo al propósito de Dios.

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La Apropiada Forma De Hablar.

“Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. ” (Stg 3:2, RV 1960)

Es importante tanto lo que usted dice como lo que no dice.

La apropiada manera de hablar no es decir solamente las palabras correctas en el momento oportuno, sino que también incluye controlar los deseos de querer decir lo que no debe.

Ejemplos del uso incorrecto de la lengua incluyen la murmuración, el menospreciar a otros, la manipulación, la enseñanza falsa, la exageración, las acusaciones, la lisonja y la mentira.

Antes de hablar, pregúntese: «¿Es verdad lo que quiero decir, es necesario y es agradable?»

Perfeccionados Por La Palabra.

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2Ti 3:16-17, RV 1960)

Su Palabra nos debe de perfeccionar o equipar para ser preparados en toda buena obra.

Somos equipados y preparados por la Palabra de Dios.

El estudio de las Escrituras entrena a la persona en integridad hasta equiparla para toda obra buena.

Nos Hará Fuertes, Firmes y Estables.

El sufrimiento hace a los cristianos más estables, más capaces de mantener un buen testimonio y de soportar bien bajo la presión. Ésta es la misma palabra que el Señor Jesús empleó con Pedro.

“Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos.” (Luc 22:32, NVI)

El enemigo tiene el designio de debilitar y desgastar a los creyentes, pero tiene el efecto contrario. Los fortalece para persistir. El poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad.

“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. ” (Isa 40:28-29, RV 1960)

Seremos estable, En el original, el verbo está relacionado con la palabra fundamento. Dios quiere que cada creyente esté firmemente plantado y seguro en Su Hijo Jesucristo y en Su Palabra.


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