CUANDO DIOS HACE SILENCIO

El mensaje profético de Malaquías declaraba que toda la nación de Israel había robado al Señor, incluso el mismo pueblo se sorprende ante tal afirmación y pregunta, “¿en que hemos robado?”.

Comúnmente se enseña que la nación entera NO diezmaba ni tampoco ofrendaba, pero si leemos detenidamente en todo el contexto de este libro, nos damos cuenta que sucedía algo, el sacerdocio estaba acomodado y la gente SI traía sus diezmos y ofrendas, pero el problema era la calidad de lo que ofrecían.

El Sacerdocio acomodado.

Israel NO dejó de diezmar ni ofrendar, el inconveniente fue que tenían un sacerdocio acomodado, que no exigió al pueblo la calidad en sus ofrendas, si no que dejaban que trajeran “cualquier cosa” al altar de Jehová. Allí fue donde El Señor entró en ira contra su pueblo, y Él mismo dice:

Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? Dice Jehová de los ejércitos.

Lo que Dios nos trata de enseñar es lo siguiente: si cuando tú tomas un regalo para quedar bien con alguien amado no le llevas cualquier cosa, sino que te esfuerzas por agradarlo, cuanto más debemos de esforzarnos por agradar al Señor con la calidad de nuestras ofrendas.

El sacerdocio por necesidad acepto “cualquier” tipo de ofrenda, por eso Dios reprendió al sacerdocio, ya que sobre ellos estaba la responsabilidad del pueblo de enseñarles como ofrendar, Israel no se hizo ladrón por no traer sus diezmos y ofrendas, si no por lo que traían.

La Calidad De La Ofrenda.

Es triste saber que en algún momento se puede dejar pasar por alto la calidad de la ofrenda y estar recibiendo en el altar de Dios por “necesidad” cualquier tipo de ofrenda.

Nuestro buen Dios, ofreció la mejor ofrenda que tenía, su hijo amado, de igual manera pidió a Abraham dar su mejor ofrenda, lo que más amaba, nuestras ofrendas tienen que ser de la mejor calidad, no traer lo cojo, enfermo o ciego, tenemos que tener la capacidad y el cuidado de revisar nuestras ofrendas, ésta tiene que ser de calidad.

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Israel le decía ha Jehová: ¿en qué te hemos deshonrado?, si te hemos traído nuestros diezmos y ofrendas y Él les dijo: que lo habían deshonrado en la calidad de lo que habían llevado.

Por causa de esta deshonra El Señor hizo silencio 400 años, un gran período de tiempo en cual la voz de Dios no se escuchó, posiblemente cuando escuchas la voz de Dios es porque hay una ofrenda que está siendo aceptada, una mala ofrenda o una ofrenda sin calidad hace callar al Señor, por tal razón hay que enseñarle al pueblo a ofrendar y a diezmar correctamente.

Cuando Dios Hace Silencio.

Dios se quedo callado durante muchos años, no es casualidad que en el libro del profeta Malaquías haya quedado registrado que el pueblo falló con sus diezmos y ofrendas y que posteriormente viniera el “silencio de Dios”.

Era necesario que se presentara una ofrenda digna y de calidad para volver a escuchar la voz de Dios, y el mismo Juan el Bautista anuncia la llegada de la mejor ofrenda jamás presentada diciendo:

He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Y después de 400 años el cielo nuevamente se abrió y Jehová hablo otra vez, y dijo: este es mi hijo amado en quien tengo complacencia.

Comprendamos entonces el poder de las ofrendas; una ofrenda hizo que Jehová guardara silencio y una ofrenda hizo que se volvieran abrir los cielos para poder escuchar nuevamente la voz de Dios.

Revisemos nuestros diezmos y ofrendas, no vayamos a presentar en el altar de Jehová un ofrenda “ciega, coja o enferma”, cuando traigamos una ofrenda a Dios que sea una ofrenda de calidad, agradable y digna.


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