En las cortes del emperador romano y de los reyes orientales había un grupo selecto de personas que se llamaban los amigos del rey, o los amigos del emperador.

Los amigos del rey tenían acceso directo al monarca; incluso se les permitía entrar a su dormitorio. Hablaba con ellos antes que con sus generales, gobernadores o consejeros políticos. Eran los que tenían la más estrecha e íntima relación con él.

Los Amigos Del Rey.

“Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre.” (Jua 15:13-15, LBLA)

Jesús nos ha llamado sus amigos. Dijo a sus discípulos que ya no los iba a llamar más siervos o esclavos, sino amigos.

Lo maravilloso de la amistad con Dios es que Él nos conoce plenamente, nos ama completamente y fue él quien estableció esa amistad.

“El SEÑOR brinda su amistad a quienes le honran, y les da a conocer su pacto.” (Sal 25:14, NVI)

Dios ofrece una amistad íntima y perpetua a aquellos que le honran, y lo tengan como su mayor prioridad.

Nuestra relación eterna con Dios crecerá conforme le honremos. Dios honra a los que le honran.

Muchas personas aún no conocen al Señor. No han experimentado el amor de Dios. Sin embargo, la Biblia dice que la amistad con Dios está reservada para aquellos que lo adoran.

Aquellos que pasan tiempo con Él, lo tienen como prioridad, ellos tienen la bendición de contar con la amistad de Dios.

Como Un Amigo De Dios.

Moisés logró estrechar su relación con Dios como un hombre con su amigo. Notemos que el libro de Éxodo dice que era Dios quien hablaba con Moisés.

“Y hablaba el SEÑOR con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo. Después de eso, Moisés regresaba al campamento; pero Josué, su joven asistente, nunca se apartaba de la Tienda de reunión.” (Exo 33:11, NVI)

Hablar cara a cara con el Señor demuestra la confianza que había adquirido Moisés con el Señor.

Ahora también nosotros podemos entrar confiadamente delante del trono de la gracia.

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Tenemos la misma oportunidad y seguridad; Jesús abrió el camino para estrechar esa relación intima con el Padre.

Mi Intercesor Es Mi Amigo

Job en medio de su angustia descubrió que él tenía en el cielo un abogado, un intercesor amigo suyo.

“Ahora mismo tengo en los cielos un testigo; en lo alto se encuentra mi abogado. Mi intercesor es mi amigo, y ante él me deshago en lágrimas para que interceda ante Dios en favor mío, como quien apela por su amigo.” (Job 16:19-21, NVI)

Para nosotros el único intercesor delante de Dios es Jesús. Él es el único mediador entre Dios y los hombres. El apóstol Juan en su primera carta nos asegura que si pecamos abogado tenemos para con el Padre.

Para Job su intercesor era su amigo y ante él podía llegar y rogarle para que intercediera a Dios en favor de él.

El acercarnos con confianza se debe a esa relación estrecha que Jesús estableció con nosotros. Tenemos un intercesor confidente ante Dios.

Abraham, El Amigo De Dios.

Abraham era un hombre que tenía una íntima relación con Dios y hasta fue llamado Su amigo, es decir, Él le confiaba sus secretos y, a la vez, daba dirección a su vida.

“Es así como se cumplió lo que dicen las Escrituras: “Abraham creyó a Dios, y Dios tomó en cuenta la fe de Abraham y lo aprobó”. Por esa razón, Abraham fue llamado “amigo de Dios”.” (Jas 2:23 PDT)

La razón de ser llamado amigo de Dios fue por la fe, Abraham creyó a Dios y eso le fue contado por justicia.

Nuestra salvación es por la fe, no por obras para que nadie se gloríe, hemos sido justificados por la fe en Jesús.

Ahora se nos considera también como los amigos del rey, los cuales tienen la confianza de acercarse y evitar cualquier protocolo de acercamiento.

El velo que nos separaba de la comunión con Dios se rompió.

Por sacrificio de Cristo podemos ahora con valentía y confianza acercarnos a Dios en la adoración, la oración y la comunión con Él.

El sacrificio de Jesús hace posible para nosotros entrar en una relación íntima de amor y amistad con Dios.


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