Cuidando Nuestro Comportamiento.

Los días que se están viviendo en el mundo son malos, señal de los tiempos finales y del eminente regreso de Cristo. Motivo por el cual debemos estar cuidando nuestro comportamiento y la manera de conducirnos en nuestra vida.

“¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho.” (Rev 22:12, NVI)

Nosotros esperamos el regreso de nuestro Señor, todos estamos conscientes y sabidos de esto, pero también tenemos que estar conscientes que Él pagará a cada uno conforme sus obras, trabajo y hechos.

Por lo tanto debemos de analizar cómo estamos esperando la venida de nuestro Señor.

Si realmente estamos cuidando nuestro comportamiento como cristianos.

No debemos de perder de vista nuestros actos y la manera de conducirnos en esta vida. Los días que estamos viviendo son malos, llenos de maldad.

“Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.” (Efe 5:15-16, NVI)

La exhortación es a vivir de manera conforme a la voluntad de Dios. Nuestra conducta tiene que ser ejemplar. Debemos de vivir sabiamente.

Recordemos que la sabiduría también se obtiene pidiéndola.

La manera de conducirnos en el temor de Dios está basada en las características que Pablo le da a su hijo Timoteo.

“Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles. Así mismo, el atleta no recibe la corona de vencedor si no compite según el reglamento. El labrador que trabaja duro tiene derecho a recibir primero parte de la cosecha.” (2Ti 2:3-6, NVI)

El apóstol Pablo enfatiza a Timoteo en su segunda carta como es el caminar de un cristiano; como debe conducirse, comportarse y cómo debe trabajar.

La comparación se basa en el padecimiento de un buen soldado, la disciplina de un atleta y el esfuerzo de un agricultor.

Nosotros también estamos peleando la buena batalla para salir vencedores, corriendo la carrera para llegar a la meta, y trabajando duro para ver el fruto.

En otras palabras, el soldado ha de sufrir penalidades; el atleta ha de cumplir las normas y la disciplina; el labrador ha de trabajar duro y esperar pacientemente.

LOS SUFRIMIENTOS DEL SOLDADO.

Recuerde que estamos inmersos en una guerra espiritual, la cual no es contra carne ni sangre. Nuestra lucha es espiritual.

“Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.” (Efe 6:13, NVI)

Ya los días son malos, y van empeorando; esto quiere decir que deben aprovechar toda oportunidad para hacer el bien, porque estamos en una época llena de maldad.

Padecemos tentaciones, pasamos por diversas pruebas, sufrimos los vituperios de cristo, sufrimos oposición, etc. Un sin fin de luchas cada día y de diversos tipos.

Pero la bondad de Dios se refleja al darnos esta promesa:

“No les tengas miedo, que el SEÑOR tu Dios pelea por ti.” (Deu 3:22, NVI)

El enemigo anda como un león rugiente buscando a quién devorar; Si le damos lugar al diablo, él lo ocupará.

Como buenos soldados es necesario estar alerta; de lo contrario, él querrá ocupar nuevamente el terreno que anteriormente se conquistó.

Satanás querrá hacerlo retroceder, hacerlo caer en pecado; levantará voces queriéndolo confundir y dudar de la obra de Dios en su vida.

“Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.” (Stg 4:7, NVI)

La clave está en someternos a Dios. Si resiste al diablo tenga por seguro que huirá.

El buen soldado debe dedicarse plenamente en su servicio. Una vez que una persona se alista para una misión debe concentrarse en su servicio como soldado.

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Eso no quiere decir que no se pueda comprometer en ninguna tarea o negocio de la vida. Todavía está viviendo en este mundo; pero puede en cualquier tarea demostrar su servicio a Cristo.

El buen soldado busca agradar a su superior solamente.

LA DISCIPLINA DE UN ATLETA.

El atleta debe de competir de acuerdo a las normas del reglamento; además debe de tener una disciplina intachable.

Los atletas deben de tener constantemente una buena preparación, ejercitarse y ser dedicados a su disciplina deportiva.

El escritor de Hebreos nos enseña que debemos de correr despojándonos de todo peso, principalmente el del pecado.

“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.” (Heb 12:1, NVI)

Nuestra meta es Cristo, por lo tanto nuestra mirada debe de estar puesta siempre en Él; Jesús soportó el oprobio de la cruz poniendo su mirada en el gozo que le esperaba.

De la misma manera nosotros debemos de correr con perseverancia, paciencia y resistencia, para recibir la corona de justicia.

“Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.” (2Ti 4:8, NVI)

Dejemos de pensar que la carrera es tan fácil que no demanda ningún tipo de esfuerzo, que todo en la vida cristiana es un camino de rosas.

Prepárese a competir con perseverancia a través de las pruebas y tentaciones.

Despójese del peso del pecado para poder correr y avanzar en esta carrera.

EL TRABAJO DEL LABRADOR.

“Por tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. Miren cómo espera el agricultor a que la tierra dé su precioso fruto y con qué paciencia aguarda las temporadas de lluvia.” (Jas 5:7, NVI)

Pablo enfatiza en el trabajo del labrador, el cual debe de preparar la tierra, limpiarla, hacer los surcos, sembrar la semilla y pacientemente esperar el fruto.

Jesús enseñó que nuestra oración debe ser dirigida a pedir por obreros para la mies, Él dijo: la mies es mucha los obreros pocos.

Sin duda es porque el labrador debe de trabajar con diligencia; ningún discípulo que poniendo su mirada en el arado mira hacia atrás es apto para el reino.

El reino de Dios necesita obreros aptos, dispuestos a dejar todo atrás por causa de Jesús.

Otro énfasis es que debemos ser sembradores no para la carne, sino para agradar al Espíritu.

“El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.” (Gal 6:8-9, NVI)

Si agradamos al Espíritu nos espera una invaluable cosecha de la vida eterna.

Seamos pacientes a su debido tiempo cosecharemos.

Vivamos como sabios y entendidos, el regreso de Cristo está cerca.

No descuidemos nuestra manera de vivir, El Señor está pronto a volver por su iglesia.

Peleemos la batalla de la fe, corramos la carrera y trabajemos con diligencia y paciencia.

El Señor viene pronto y con él su recompensa.Todo aquel que se esfuerza recibirá galardón. Dios es fiel y cumple sus promesas.

Siga adelante y no desmaye, Él ha prometido estar con usted hasta el fin del mundo.


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