Viviendo Por La Fe

Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado. (Heb 10:38)

Es el evangelio de Cristo que nos revela cómo Dios nos hace justos ante sus ojos; lo cual se logra del principio al fin por medio de la fe

Cuando Dios justifica, Él declara que una persona es justa, inocente, sin culpa.

Justo es aquel que se le han perdonado todos sus pecados, se le ha justificado cuando no lo merecía, y ha sido limpiado por la sangre de Cristo.

Ser justo significa que un día le dijimos al Señor: me arrepiento de mis pecados, a lo cual Jesús respondió: Yo te perdono, como si nunca hubiéramos pecado y eso nos hizo ser aceptados por Él.

La base misma de nuestra vida cristiana no es lo que podemos hacer por Dios, sino lo que Él ha hecho por nosotros en Cristo.

Nuestra entrada en la vida de Dios no es por obras, sino por un nacimiento espiritual. Nosotros recibimos el regalo de Dios por la gracia mediante la fe en Cristo Jesús.

¿Cómo saber que estamos viviendo por la fe?

La respuesta es porque estamos descansando en Él; sin estar ansiosos, ni desesperados, sin dejar de dormir, no estamos afanados, estamos descansando en Dios. A pesar de las circunstancias, estamos confiando plenamente en el Señor.

No importa lo que estemos pasando, no importa lo que el diablo haya dicho, a pesar de la economía, aflicción o angustia, descansemos en Dios. La fe es la certeza de lo que se espera, en el griego certeza se traduce como sustancia.

Pero esa fe, lo escribe el apóstol Pedro, debe de ser sometida a prueba, así como el oro es probado por el fuego.

El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele. (1Pe 1:7)

También se crece cuando se atraviesan pruebas y aflicciones; después del valle de sombra de muerte, hay una mesa preparada para los vencedores. Depende de lo que uno cree y sabe, así se responde a una prueba.

Jesús Descansa En La Tormenta

“Pero pronto se desató una tormenta feroz. Olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua. Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron:¡Maestro, no te importa que nos ahoguemos! gritaron.”(Mar 4:37-38)

Jesús en medio de la terrible tormenta puede dormir, Él había dicho a sus discípulos que debía ir hacia el otro lado del lago. En el trayecto la tormenta se desata y la fe de ellos es puesta a prueba.

Al igual que los discípulos en nuestro caminar con Jesús se van a presentar “tormentas” que querrán impedir que crucemos al otro lado del lago. Tendremos que acudir a la paz de Jesús y buscarlo para que active nuestra fe.

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Todos Atravesamos Por Tormentas

David, ante el desafío de enfrentar al gigante; encontró una muy buena oportunidad. David sabía que Dios lo había ayudado antes con osos y leones que querían arrebatarle sus ovejas.

José, enfrentó la crisis del hambre en la tierra; encontró una muy buena oportunidad para promocionarse, salir de la cárcel y gobernar esa nación. Las crisis anteriores le dieron el crecimiento y la formación.

Así como Gedeón; ante la crisis tenía que salir el valiente guerrero que había adentro del hombre más pequeño y de escasos recursos.

Moisés enfrente de un mar que impedía que siguieran adelante, Dios le ordenó levantar la vara y avanzar, esa misma vara que delante de faraón se había convertido en serpiente y que se había tragado a las serpientes de los magos, con esa misma vara ahora habría el mar.

O como José de Arimatea, en medio de la crisis de Jesús, salió aquel que era uno de sus discípulos secretos.

Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces él vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de cien libras. (Juan 19:38-39)

A todos ellos las dificultades que enfrentaron les sacaron algo que tenían escondido en su interior.

La adversidad tiene que sacar lo mejor de nosotros.

Dios no promete quitar las crisis; pero si promete estar con nosotros en medio de ellas. Como con los jóvenes amigos de Daniel en medio del horno de fuego; se metió con ellos a su crisis.

Así como con Daniel en el foso de los leones; Sí se puede dormir en medio de la crisis y de los problemas.

La Biblia dice que Él da a su amado aun mientras duerme.

Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches.(Gen 8:22)

Las leyes universales de Dios dicen que las circunstancias cambian, los eventos cambian de estado. La crisis también terminan, caducan, se acaban, TODO tiene un tiempo.

Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: (Ecc 3:1)

Dios permite las adversidades porque estás generan oportunidades y a través de ellas crecemos en nuestra fe; jamás se nos olvide que el justo por la fe vivirá.

Pasa la tormenta y desaparece el malvado, pero el justo permanece firme para siempre. (Pro 10:25)

No permita que las circunstancias hagan abandonar la fe, sino a demostrar mediante la paciencia que esa fe es verdadera. Permanezca a pesar de las dificultades viviendo por la fe.

La fe significa depender de lo que Cristo ha hecho por nosotros en el pasado, pero también significa esperar lo que hará en nuestro favor en el presente y en el futuro


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