EL SEÑOR LO NECESITA

Poner en práctica la Palabra de Dios es lo que nos hace estar fuertes y firmes a la hora de las dificultades y adversidades.

Pero para ser de las personas que ponemos por obra los decretos del Señor debemos recibir ese entendimiento y ser enseñados por Él.

A través de la relación estrecha con El Señor vamos adquiriendo ese aprendizaje y entendimiento para cumplir sus decretos.

“Enséñame, SEÑOR, a seguir tus decretos, y los cumpliré hasta el fin. Dame entendimiento para seguir tu ley, y la cumpliré de todo corazón.” (Sal 119:33-34)

Para el salmista los decretos y estatutos del Señor eran como un camino del cual no se tenía que desviar hasta llegar al final.

Era necesario e indispensable la instrucción y el entendimiento en la Palabra para poder cumplirla.

La comunión con el Espíritu nos hará conocer los pensamientos y la voluntad de Dios. Nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.

LA VOLUNTAD DE DIOS SE CUMPLIRÁ

Cuando el Señor se ha propuesto realizar algo es inminente que se cumplirá su voluntad; nada detendrá lo que se ha propuesto hacer.

Los planes de Dios tienen su cumplimiento, el propósito de Dios será una realidad.

“Así será mi Palabra que sale de mi boca: No volverá a Mí vacía, sino que hará lo que Yo quiero, y cumplirá aquello para lo cual la envié.” (Isa 55:11)

SI ES DE DIOS PREVALECERÁ

Todo lo que proviene del corazón de Dios y tiene un propósito eterno prevalece y se cumple.

Ese fue el consejo de Gamaliel, el fariseo que ante el sanedrín aconsejó a los líderes para dejar libres a los apóstoles en el libro de los Hechos.

“Pero si es de Dios, no podrán destruirles. ¡No sea que se encuentren luchando contra Dios!” (Hch 5:39)

Él tomó como ejemplo los casos de Teudas y Judas el galileo, ambos se levantaron diciendo ser alguien pero luego de muertos sus seguidores se dispersaron.

La obra de Dios en usted nada podrá detenerla, ningún poder podrá impedir el propósito que Dios tiene para su vida.

“No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse será refutada. Ésta es la herencia de los siervos del SEÑOR, la justicia que de mí procede —afirma el SEÑOR—. ” (Isa 54:17)

Las tinieblas no prevalecerán, las fuerzas del enemigo tendrán que retroceder ante el poder de nuestro Dios.

La Palabra de Dios se cumplirá, no volverá vacía. Nada podrá detener la poderosa obra de Dios.

“Porque no hay agüero contra Jacob, ni hay adivinación contra Israel. A su tiempo se le dirá a Jacob y a Israel: ¡Ved lo que ha hecho Dios!” (Num 23:23)

Hoy nos levantamos a reprender y hacer retroceder toda obra del enemigo, confiados en la misericordia y en la bondad de nuestro Dios.

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Como sucedió con Moisés cuando era perseguido por el faraón y su ejército teniendo delante de ellos el mar.

“El SEÑOR combatirá por ustedes, y ustedes se quedarán en silencio.” (Exo 14:14)

LOS RECURSOS RETENIDOS

“Al acercarse a Jerusalén, llegó a Bet-fagé, cerca del Monte de Los Olivos, y mandó Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: Vayan a esa aldea que está enfrente de ustedes, y encontrarán enseguida un asna atada y un pollino junto a ella; desátenlos y tráiganmelos, pero si alguien les dice algo, díganle: “Los necesita nuestro Señor, y pronto se los devolverá acá”.” (Mat 21:1-3)

Hay recursos que al obedecer la Palabra de Dios se van a soltar o desatar. Si hay algo que El Señor lo necesita tendrá que ser desatado.

No vamos a poder desatar lo que Dios tiene preparado si no obedecemos la instrucción del Señor.

Todo lo que se ate en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que se desate en la tierra será desatado en el cielo.

Todo consiste en estar en armonía con la perfecta voluntad de Dios.

Si el Señor lo necesita tendremos la autoridad espiritual para poder desatar los recursos que necesitamos.

EN LA BOCA DEL PEZ

“Pero, para no escandalizar a esta gente, vete al lago y echa el anzuelo. Saca el primer pez que pique; ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y dásela a ellos por mi impuesto y por el tuyo.” (Mat 17:27)

Los recursos que el Señor necesita están disponibles aún en las circunstancias menos esperadas.

Eso fue lo que sucedió con el impuesto del templo, de la boca de un pez vendría lo provisión.

Pedro debía de obedecer a la Palabra del Señor, aun en contra de su lógica y su razonamiento.

El pescador experto en redes, ahora debía de buscar recursos sacando peces con un anzuelo.

Aunque parezca difícil de creer, pero si El Señor lo necesita seguro aparecerá.

Caminemos con esa misma actitud, confiando en la Palabra de Dios, que si El Señor lo necesita lo vamos a alcanzar.

Solamente debemos ser guiados por el Espíritu Santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen.

“Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen.” (Hch 5:32)


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