UNA ZARZA ARDIENTE

“Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios. Estando allí, el ángel del SEÑOR se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero que no se consumía,” (Exo 3:1-2)

Moisés es atraído al territorio de Dios, a la jurisdicción y dominios del Señor. Ese día por alguna “extraña” razón llegó hasta la montaña de Dios.

Situaciones o circunstancias que no están en nuestros planes, pero si en los de Dios.

Moisés conoció a Dios en un desierto, en las incomodidades y en condiciones nada favorables; cosa que no sucedió en el palacio de Faraón.

Dios utiliza escenarios “inadecuados” para cumplir su propósito; lugares inapropiados para manifestarse.

Cuanto más solos nos vemos o sentimos, mejor nos percatamos de que nuestro Padre está con nosotros.

Por tal razón el profeta Oseas dice:

“Por tanto, he aquí, la seduciré, la llevaré al desierto, y le hablaré al corazón.” (Ose 2:14)

No nos dimos cuenta en que momento entramos al territorio de Dios, pero Él tenía el propósito de hablarnos a nuestro corazón.

UNA ZARZA ARDIENTE

La zarza envuelta en llamas, representa todo aquello que Dios usa para atraernos a Él.

Todas esas cosas o acontecimientos que Dios envuelve en sus llamas para captar nuestra atención.

Tu zarza pudo haber sido una frustración, desilusión o desesperación; una enfermedad, una crisis o cualquier situación que hizo que voltearas a ver a Dios.

Un padre de familia al ver la situación de su hijo recién nacido le prometió a Dios que si salvaba a su hijo lo seguiría y serviría.

Dios buscó la forma de atraernos a Él, utilizó situaciones inusuales para acercarnos a Su Presencia.

ESCOGIDOS ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO.

No olvide que nosotros fuimos escogidos antes de la fundación del mundo.

“Asimismo, nos escogió en él desde antes de la fundación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha delante de él.” (Efe 1:4)

Por lo tanto, como escogidos de Él para cumplir Su propósito eterno, fue necesario ser atraídos nuevamente a Él a través de diferentes métodos.

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Todas las “zarzas” que Dios usó fueron diferentes, algunas más dolorosas o más lamentables, pero si el día de hoy está aquí cumpliendo el propósito de Dios, tenga por seguro que esa zarza estaba rodeada de fuego.

Ahí se cumple lo que dice la Palabra de Dios, todas las cosas ayudan a bien aquellos que aman al Señor.

LAZOS DE AMOR

“Con cuerdas humanas los atraje, con vínculos de amor. Fui para ellos como los que ponen un bebé contra sus mejillas, y me inclinaba hacia ellos para alimentarlos.” (Hos 11:4)

El Señor salió en busca de nosotros; vino a buscar lo que se había perdido. El propósito seguía vigente. Su plan tenía que cumplirse.

El cielo se movilizó y utilizó los recursos necesarios para atraerte al Padre.

Usó diferentes formas de traernos hacia Él.

Fue el Padre quien primero nos atrajo y arrastró a Jesús.

“Nadie puede venir a mí a menos que el Padre que me envió lo traiga; y yo lo resucitaré en el día final. Está escrito en los Profetas: Y serán todos enseñados por Dios . Así que todo aquel que oye y aprende del Padre viene a mí.” (Jua 6:44-45)

LLAMÓ LA ATENCIÓN DE MOISÉS.

“Entonces Moisés pensó: “Iré, pues, y contemplaré esta gran visión; por qué la zarza no se consume”.” (Exo 3:3)

Hoy día también nosotros, como la iglesia del Señor, tenemos que captar la atención de las personas que Dios quiere atraer a Él.

Tenemos que ser atractivos, provocar llamar la atención de los “moisés” que andan por el desierto.

Necesitamos como iglesia estar envuelta en llamas, rodeados por el fuego del Espíritu Santo.

Hay que provocar captar la atención de todos los que tienen un propósito en Cristo.

La iglesia es esa zarza, ordinaria, común, pero cuando está envuelta en las llamas del Espíritu Santo hace que Dios hable, provoca llamados y nombramientos.


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